El Ateneo Insular dedicó encuentro literario a tres escritores dominicanos

Santo Domingo. El Ateneo Insular celebró su encuentro literario de diciembre en el Centro de Espiritualidad San Juan de la Cruz, El Caimito, Las Lajas, de la Vega. La acostumbrada actividad contó con la presencia de escritores de diversas partes del país como Higüey, Hato Mayor, Miches, Samaná, Santo Domingo, San Francisco de Macorís, Sánchez Ramírez, Moca, La Vega, Santiago y Santiago Rodríguez. 

Don Bruno Rosario Candelier, creador del Movimiento Interiorista y del Ateneo Insular, en 1990, hizo la presentación del  evento.

Elidenia Velásquez

En la sesión de la tarde fue distinguida la poeta Elidenia Velásquez, nacida en Villa La Mata, Sánchez Ramírez, de quien fueron estudiadas varias obras poéticas. La presentación estuvo a cargo de la escritora Marcia Castillo, con una ponencia titulada «Recibir el amor en carne viva». Las exposiciones iniciaron con un estudio de Miguelina Medina, quien presentó una visión sobre la poética de esta autora desde su poemario Sur prohibido. Expresó que «La luz en Elidenia Velásquez es la mística».  Explicó que «El primer poema que la muestra es “Deleite”»: «En él ella deja ver que esta “búsqueda de lo divino” lo hizo desde niña, instintivamente. Ahora su búsqueda la hace conscientemente, aunque inconscientemente lo plasme en sus textos poéticos y narrativos»: “Maravillada estoy bajo/ el escrutinio de tu mirada./ Cierro mis ojos y abro mis brazos/ al manto celeste y púrpura de tus ojos”».

Bruno Rosario Candelier presentó un estudio titulado «Amor y nostalgia en Elidenia Velásquez». «El amor es uno de los temas privilegiados de la creación poética desde los poemas de Safo de Metilene, en la antigua Grecia, o los epitalamios líricos de El cantar de los cantares del libro sagrado de la Biblia», expresó. Dijo que «Eso lo sabe Elidenia Velásquez, pues desde su primer poemario, Sur prohibido, cantó a la pasión que desmaya los sentidos, temática que reitera en su segunda obra, Con sabor a mujer, fuero, eco y cauce de una consentida dolencia divina que subyuga su sensibilidad y su conciencia». Apuntó que «Con los átomos incendiados del corazón, la poeta dominicana engarza sus intuiciones y vivencias a una singular experiencia el arte de la versificación verbal que atiza su sensibilidad con emoción profunda».  

El narrador Miguel Solano disertó sobre sobre la creación narrativa de esta autora. Expuso que «En Solo voy por café Marcia fue guiada por una sabia intuición y supo convertir sus conocimientos científicos en aliados de la belleza y la fe, elementos estos que el lector espera como espera la mar a la luna para con sus olas intentar alcanzarla, acariciarse las manos. Sencillo pero único». «Marcia escribió algo que no se había escrito nunca y que nunca volverá a escribirse; así danzan los personajes en las historias de sus vaivenes poéticos». Afirmó que «La fina relación entre profesión y vida diaria, entre ver y sentir, entre tocar y sospechar, ilumina esta narrativa y añade una dimensión de travesura a sus personajes».  

Bruno Rosario Candelier leyó su comentario titulado: «La poesía de Marcia Castillo, una lírica con sentido». Señaló que «Marcia Castillo emerge al escenario con una voz propia y un peculiar talento creativo».  Expresó que esta poeta, «Tras cultivar con éxito el arte de la narración, asume la poesía como canal de sus vivencias entrañables mediante la formalización de sus intuiciones estéticas, que plasma con lenguaje sutil la belleza de sus singulares percepciones y el sentido de sus coordenadas trascendentes. Creación original, edificante y cautivadora, el talento literario de Marcia Castillo abre una atractiva senda simbólica, reflexiva y psicológica bajo el ideario estético del Movimiento Interiorista. Llama inconsútil de una pasión irredenta, y también cauce edificante y luminoso de un anhelo soterrado y consentido».