"Soplé la primera corneta hasta que me salió sangre de la boca"
La anécdota de Arturo Sandoval habla de disciplina y persistencia
SANTO DOMINGO. "Una tía mía me compró una corneta cuando yo tenía como 10 años". Así comenzó la vida musical de uno de los más importantes virtuosos de la trompeta en el mundo: Arturo Sandoval, quien al mediodía de ayer, junto a Crispín Fernández, conversó con un exiguo grupo de periodistas y amigos, horas antes del segundo concierto de Big Band Manía II, junto a la Santo Domingo Jazz Big Band.
Hijo de una humildísima familia campesina -con casa de piso de tierra- del campo de Artemisa, a medio camino entre La Habana y Pinar del Río, en su Cuba natal, Arturito, con diez años, fue enviado a ver un viejo y muy reputado maestro de trompeta llamado Yiyo Gómez.
Un viejo cascarrabias
"El viejo aquel tenía unas malas pulgas de madre. 'A ver toca algo ahí', me dijo. 'No, yo no sé tocar nada', le dije con mi vocecita. '¡Que toques algo ahí!", me gritó. Yo saqué aquello y toqué y un ruido salió ahí... algo salió de ahí... A los dos segundos me dijo 'Guarda eso. Mira, chico, no me hagas perder el tiempo a mí, ni pierdas tu tiempo tampoco. ése es mi consejo. No lo pierdas porque yo no te veo ningún futuro en esto...' Yo no sabía qué decirle. ¿Qué le iba a decir a un viejo famoso en el pueblo? Me fui llorando todo el camino para mi casa. 'A mí, que me gustó esto, mira lo que me dice este hombre. ¡No sirvo para esto!' me fui diciendo y llorando hasta que llegué a mi casa. Cuando llegué a mi casa, la mano de Dios, yo no sé, sentí que algo sobrenatural me dijo: 'Oye, déjate de pendejadas, para de llorar'. No le dije nada a mi mamá. Paré de llorar y lo único que dije fue 'Me c... en la madre del viejo este'. Me senté debajo de una mata de mango que había allí y me puse a soplar la corneta. Hasta que me salió sangre de la boca. No paré de soplar hasta que salió sangre. De ahí para acá lo demás es historia", narró.
La historia fue a partir de un comentario de Crispín Fernández acerca de las tantos obstáculos y sacrificios para hacer su arte.
"Cada día hay obstáculos y uno tiene que aprender a sortearlos con disciplina y entrega; insistir, estudiar. Los obstáculos siempre están por ahí. Y que nada de eso mate el entusiasmo", dijo Sandoval.
"Nunca he sido de proyectos"
"Voy al día a día. Nunca hago proyectos. Ahora estoy aquí y después veremos", expresó ante una pregunta de DL sobre posibles proyectos discográficos.
No obstante, existe la posibilidad de que se grabe un DVD con el concierto de anoche en el Teatro La Fiesta, del Hotel Jaragua, junto a la Santo Domingo Jazz Big Band.
Sandoval contó sobre los músicos que admiró. Pero al que más admiró fue Luis Escalante, primer trompeta de la Orquesta Sinfónica Nacional de Cuba, quien le dió la primera oportunidad siendo aún un adolescente, en la Orquesta Cubana de Música Moderna, dirigida por Armando Romeu, que según él fue "la mejor orquesta que ha tenido Cuba desde que llegó Colón", a la cual entró en 1967 con 16 años y uniforme de becado. Allí fue sexta trompeta, bajo protesta de todos. "Ustedes se van a arrepentir de esto", les dijo Escalante.
Le pusieron apodos a Arturo, por lo que mucho estudiaba. Un día lo pasaron para la quinta, luego a la cuarta, la tercera, la segunda y la primera trompeta. Luego prohibieron que nadie hiciera los solos que no fuera él. Lo demás es historia: una historia que se llama Arturo Sandoval.
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