Los límites de la ONU para impedir una invasión como la de Rusia en Ucrania

Putin no quiere acabar con el Consejo de Seguridad, pues le sigue resultando "mucho más valioso a Rusia que a Estados Unidos"

Este viernes está prevista la votación, abocada al fracaso, de una resolución de condena a la invasión de Ucrania presentada por Estados Unidos y Albania. (CC)

La reunión del Consejo de Seguridad de la noche del miércoles, en la que sus miembros leyeron discursos preparados para exhortar a Rusia a no atacar a Ucrania cuando ya estaba en marcha la invasión, volvió a poner en evidencia la incapacidad e irrelevancia de la ONU para impedir un conflicto.

El propio secretario general, Antonio Guterres, reconoció que "nunca creyó" las noticias de invasión inminente. Estaba "convencido de que nada serio ocurriría. Estaba equivocado", confesó cándidamente.

El intercambio más tenso lo protagonizaron el embajador ucraniano, Sergiy Kyslytsya, y su homólogo ruso, Vassily Nebenzia, que, ironía de la historia, ejerce este mes la presidencia del Consejo de Seguridad.

Para Kyslytsya, la reacción de la ONU a la amenaza rusa fue demasiado tardía.

Pero "el Consejo de Seguridad nunca iba a resolver esta crisis", advierte a la AFP Richard Gowan, experto  sobre Naciones Unidas en el grupo de reflexión International Crisis Group.

"Eso se debe al poder de veto de Rusia, además del simple hecho de que al presidente (Vladimir) Putin le importa un bledo la opinión internacional o la diplomacia".

De los 15 miembros del Consejo de Seguridad, solo cinco son permanentes con derecho a veto: Estados Unidos, Rusia, China, Francia y Reino Unido.

Putin está tratando de "renegociar el orden de la pos-Guerra Fría", nacido tras el derrumbe de la Unión Soviética en los años 90 y la pérdida del control de los países de la órbita soviética de Europa oriental, que se han adherido a la Unión Europea y a la OTAN o anhelan hacerlo como en el caso de Ucrania, dice Trita Parsi, vicepresidente del Quincy Institute. 

Sin embargo, Putin no quiere acabar con el Consejo de Seguridad, pues le sigue resultando "mucho más valioso a Rusia que a Estados Unidos", asegura.

"Zorros, guardianes del gallinero" 

Nacida en 1945 tras el fin de la II Guerra Mundial, la ONU es una de las pocas instituciones que no se ha reformado para adaptarse al mundo multipolar actual, pese a los intentos denodados de potencias emergentes como Brasil, México o India.

"Durante años, muchos gobiernos y otros actores han abogado por una reforma del Consejo de Seguridad. Pero como cualquier cambio de la Carta de Naciones Unidas requiere un voto de la Asamblea General y del Consejo de Seguridad, sujeto al poder de veto, los avances de la reforma se han estancado", dice Pamela Chasek, presidenta del departamento de ciencia política del Manhattan College. 

"Los zorros son los guardianes del gallinero", por lo que el Consejo de Seguridad ha vuelto "a su parálisis de la Guerra Fría", asegura esta politóloga.

El poder de veto de Rusia impide al Consejo "aprobar una resolución de condena de la invasión de Rusia a Ucrania, autorizar sanciones o amenazar con una respuesta militar", explica.

Debilitamiento

A ello se suma la debilidad de la secretaría general, dice Parsi, quien asegura que "los esfuerzos de mediación del secretario general hubieran sido tomados en serio hace 20 años".  

"Actualmente, nadie percibe su ausencia porque nadie tiene la más mínima expectativa de que el secretario general de la ONU pueda desempeñar ese papel", lo que dice bastante del "debilitamiento que han sufrido las estructuras" en el orden nacido al final de la Guerra Fría.

Y "lo que hace Rusia la está debilitando todavía más, pero Rusia no hubiera podido hacerlo si (la ONU) no se hubiera debilitado significativamente", advierte.

La Carta de la ONU no prevé ninguna exclusión si alguno de sus miembros provoca una guerra. Solo el impago de la contribución de los miembros puede acarrear una pérdida del derecho a voto.

Votación del viernes

Este viernes está prevista la votación, abocada al fracaso, de una resolución de condena a la invasión de Ucrania presentada por Estados Unidos y Albania. 

Es probable que acabe en la Asamblea General, que agrupa a 193 países. Pero a diferencia del Consejo de Seguridad, sus resoluciones no son vinculantes.

En 2014, con motivo de la anexión de Crimea, se produjo un escenario similar. Rusia vetó un proyecto de resolución de condena y el texto recabó en la Asamblea General 100 votos a favor, una mayoría mínima.

Ocho años después, Crimea sigue bajo control de Rusia pese a que su anexión no ha sido reconocida por la comunidad internacional.

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