Los cangrejos herradura, un "fósil viviente" vital para la seguridad de las vacunas

Durante 450 millones de años, los cangrejos herradura han colonizado los océanos del planeta

Estos fósiles vivientes son una especie vulnerable en EE.UU. (fuente externa)

En una noche de luna llena científicos y voluntarios recorren una playa de la bahía de Delaware para observar los "cangrejos herradura" en Estados Unidos, que desovan en la costa este entre finales de la primavera y principios del verano.

A medida que camina hacia la orilla, el grupo coloca un marco de medición en la arena para estimar cuántos hay y endereza a los que tiró la marea.

Con su caparazón en forma de casco, una larga cola puntiaguda y cinco pares de patas, estos cangrejos herradura o límulos son unos animales marinos extraños pero vitales para la seguridad de las vacunas.

Su sangre azul brillante, que se coagula en presencia de compuestos bacterianos dañinos llamados endotoxinas, es esencial para probar la seguridad de los productos biomédicos desde la década de 1970, cuando se ha dejado de hacer pruebas en conejos.

"Es fácil quedarse prendado por ellos, una vez que los entiendes", cuenta a la AFP Laurel Sullivan, que trabaja para el gobierno estatal para dar a conocer los invertebrados.

"No son una amenaza en absoluto. Simplemente se pasan el día tratando de hacer la mayor cantidad posible de cangrejos herradura".

Darles la vuelta 

El apareamiento es una actividad peligrosa para los cangrejos herradura porque en la playa es donde son más vulnerables: cuando sube la marea algunos terminan boca arriba. Sus largas colas ayudan a algunos a darse la vuelta, pero no todos tienen esa suerte. Alrededor del 10% de la población muere cada año, con el vientre quemado por el sol.

En 1998, Glenn Gauvry, fundador del Grupo de Investigación y Desarrollo Ecológico, participó en la campaña "Basta con darles la vuelta", para animar a las personas a ayudar a los cangrejos que aún están vivos.

"Lo más importante es conquistar los corazones", comenta a la AFP en Pickering Beach, en la bahía de Delaware, con una gorra con su eslogan adornada con insignias de cangrejo herradura.

"Si no podemos hacer que la gente se preocupe por estos animales y conecte con ellos es menos probable que quieran una legislación que los proteja", explica.

Cada año la industria farmacéutica captura unos 500.000 y usa su sangre para obtener una sustancia química llamada Limulus Amebocyte Lysate, que identifica un tipo de bacteria que puede contaminar medicamentos, agujas y dispositivos como prótesis de cadera.

Alrededor del 15% de los cangrejos herradura mueren en este proceso y los supervivientes son devueltos al mar.

Un nuevo proceso sintético, llamado factor C recombinante, parece prometedor pero aún no se ha regulado.

Los cangrejos herradura son una "fuente limitada con una demanda potencialmente infinita, y esas dos cosas se excluyen mutuamente", explica a la AFP Allen Burgenson, de la empresa suiza de biotecnología Lonza, que fabrica el nuevo test.

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