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El neutrino detectado desde la Antártida está a 6.000 millones de años luz

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El neutrino detectado desde la Antártida está a 6.000 millones de años luz
Imagen referencial del Gran Telescopio Canarias, el mayor telescopio óptico-infrarrojo del mundo.

SANTA CRUZ DE TENERIFO. El experimento IceCube”, instalado en la Antártida, detectó el pasado septiembre un neutrino extremadamente energético y ahora se ha determinado que su fuente emisora está a unos 6.000 millones de años luz de la Tierra, según un estudio que publica The Astrophysical Journal.

El 22 de septiembre de 2017 los investigadores del experimento IceCube anunciaron la detección de un neutrino (partícula subatómica muy difícil de detectar, pero fundamental para entender la naturaleza) procedente de una fuente externa a la Vía Láctea, pero no se había podido establecer exactamente la distancia a su lugar de procedencia.

Un equipo de investigadores liderado por la astrofísica Simona Paiano, del italiano Observatorio de Padova, y por Riccardo Scarpa, astrónomo del Gran Telescopio Canarias (GTC), investigaron esta fuente con el GTC, ubicado en el archipiélago español de Canarias, el mayor telescopio óptico-infrarrojo del mundo.

Paisano indicó en un comunicado del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) que la asociación fidedigna de una fuente como un emisor de neutrinos de energía extremadamente alta, ubicada a miles de millones de años luz de distancia, abre una nueva ventana en Astronomía para estudiar el Universo de las más altas energías y para utilizar un mensajero que no sea la luz.

La nota del IAC explica que existe un tipo de galaxias que se denominan activas (AGN) de las que, además de la luz de las estrellas que las componen, se recibe radiación en todas las frecuencias del espectro (desde ondas de radio hasta rayos gamma pasando por la luz que emiten las estrellas que las componen).

Los procesos físicos que tienen lugar en el núcleo de estas galaxias son tan extremos que producen muchas otras partículas altamente energéticas, como es el caso de los neutrinos.

Estas son las partículas subatómicas más abundantes en el Universo, que están en todas partes, pero son muy escurridizas y aunque estén bombardeando constantemente la Tierra, moviéndose tan veloces como la luz, no se pueden ver.

Según el IAC, son partículas “fantasmas” porque casi nunca interaccionan con la materia y, sin embargo, son fundamentales para comprender las leyes de la naturaleza.

Detectar neutrinos requiere instrumentos especiales, como el experimento IceCube, instalado en el Polo Sur, que utiliza un enorme cubo de hielo, con un kilómetro, como sensor para localizar estas partículas.

Tras el anuncio del descubrimiento del neutrino el telescopio espacial FERMI y el MAGIC, instalado en el Observatorio del Roque de los Muchachos (Canarias), fueron los primeros en activarse para buscar fuentes de ese tipo de radiación dentro de la región del cielo esperada.

Descubrieron que la galaxia activa TXS 0506 + 056 era la responsable de esta emisión y, por primera vez, fue posible asociar la emisión de neutrinos extragalácticos a una fuente conocida.

Sin embargo, se desconocía la distancia a la que se encontraba, por lo que todavía no se podía deducir la luminosidad de la fuente, ni los procesos físicos responsables de la emisión de neutrinos.

Para medirla, eran necesarias observaciones espectroscópicas con telescopios “convencionales”, pero todos los intentos fallaron porque su señal era demasiado tenue.

Paiano explicó que gracias a la enorme área colectora de luz del GTC, y después de dedicar varias horas de observación, se pudo detectar los rasgos típicos de la emisión del gas de la galaxia, y con ello determinar su distancia.

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