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La caída de Juander Santos, entre los cinco eventos indeseados de los Juegos Panamericanos

El error de la directiva del baloncesto femenino argentino al llevar las camisetas equivocadas a un partido clave, fue otro momento épico

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La caída de Juander Santos, entre los cinco eventos indeseados de los Juegos Panamericanos
Juander Santos iba derecho al oro cuando se tropezó y cayó al suelo. (AP)

El invierno mas frío y húmedo en Lima de los últimos cincuenta años se hizo presente en los Panamericanos, dispuesto también a batir récords y a condicionar el desarrollo de algunas pruebas.

Los termómetros bajaron hasta unos atípicos 11 grados celsius, con una humedad cercana al 100 %, el sol apenas se vio y la niebla y una fina y molesta lluvia fueron la tónica de muchas jornadas.

Vóley playa jugado con trajes de neopreno, nadadoras con hipotermia en aguas abiertas y atletas cobijados bajo mantas entre prueba y prueba en el estadio de atletismo fueron estampas inusuales para unos Juegos “de verano”.

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Infografía
EFE

Gruesos gorros, abrigos y mantas también fueron la tónica entre los espectadores y los periodistas, condenados a largas horas de espera en la intemperie y que con el frío en los huesos fueron una de los principales víctimas del clima.

“Cariñito”

En dosis pequeñas, puede parecer hasta una simpática tonada. Pero escucharla a todas horas, en todos los estadios, en cada intermedio, en las radios, en la televisión es demasiado para cualquiera.

Nadie sabe muy bien explicar por qué este éxito del compositor Ángel Rosado, editado por vez primera en 1979 y versionado en múltiples ocasiones a lo largo y ancho del continente americano, se convirtió en la canción oficiosa del evento.

En un principio parecía un tema intrascendente más de los que suenan entre partido y partido en los estadios, pero pronto sus compases se filtraron como una amenaza para la salud mental de aquellas personas condenadas a escuchar una y otra vez los lánguidos versos: “Lloro, por quererte, por amarte, por desearte/ Ay cariño, Ay mi vida, nunca, pero nunca me abandones, cariñito...”

Por supuesto, el tema hasta tiene baile, que esforzados voluntarios y animadores trataban de enseñar al público en cada estadio, unos pasos de cumbia útiles, eso sí hay que reconocerlo, para entrar en calor ante el frío limeño.

El tráfico de Lima

Ya se veía venir, y se cumplió la amenaza. El tráfico limeño fue lo peor de todo lo que sucedió en los Panamericanos.

Ni las vacaciones escolares, ni los días festivos decretados por el gobierno, ni los carriles exclusivos para la familia de los Juegos, ni las campañas públicas para concienciar a la ciudadanía de que se comportara e hiciera lo posible para aligerar el tránsito y facilitar el transporte evitaron los problemas causados por este motivo.

Pese a que Panam Sports valoró en mitad del desarrollo de los Juegos como bueno el desempeño del transporte, también reconoció que era su mayor “preocupación”.

Periodistas y deportistas difirieron en esta apreciación.

Los autobuses dispuestos para llevar y traer periodistas y fotógrafos entre las sedes de competencia destacaron por su irregularidad, impuntualidad e incumplimiento de sus recorridos.

Y los atletas también sufrieron.

Las distancias y los tiempos invertidos en los traslados obligaron a algunas delegaciones a cambiar de residencia y otras se quejaron públicamente de los largos y agotadores traslados.

Las camisetas de las argentinas

Este fue más bien una ausencia dramática, no una presencia desagradable.

El error de la directiva del baloncesto femenino argentino al llevar las camisetas equivocadas al partido clave de la fase de grupos ante Colombia les costó no solo un mar de lágrimas a las deportistas, sino también una opción a medallas que tenían al alcance de la mano.

Argentina se presentó con la misma camiseta de color azul que Colombia a su partido, cuando les correspondía llevar el blanco.

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Infografía
Fuente externa

Sin tiempo para desplazarse a la Villa a buscar otra equipación antes del plazo reglamentario, los organizadores le dieron por perdido el partido por 20-0.

Las argentinas, actuales campeonas suramericanas, reaccionaron con dignidad y ganaron los demás partidos que les quedaban para quedar en quinto lugar, sin olvidar el “inmenso dolor” causado por este contratiempo.

Hernán Amaya, coordinador del equipo femenino, y Karina Rodríguez, directora de desarrollo de la selección femenina, presentaron sus renuncias por este drama, pero poco se pudo hacer para remediarlo.

La caída de Santos

Fue un evento relativamente habitual en el atletismo, pero el único de ese calibre que se pudo ver en el estadio de la Videna.

Juander Santos, uno de los favoritos al oro en 400 metros vallas entraba en el último obstáculo con ventaja y apuntaba directamente al oro mientras era perseguido por el brasileño Aliso Alves.

Pero se tropezó, perdió pie y terminó rodando por los suelos mientras el resto de los competidores lo adelantaban y abandonaban llorando sobre el tartán.

La soledad y la frustración de Santos fue objeto de centenares de fotografías y su entrada en la meta, cojeando y desolado, dos minutos, nueve segundos y 37 centésimas después de su salida quedó en Lima como la imagen de la derrota que deja la alta competencia.

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