Pasados pilares
Antes de las exportaciones de oro, teníamos en nuestro sector minero al ferroníquel y la bauxita. Hoy el oro es el rey, el ferroníquel está en un coma inducido y la bauxita ni se menciona. A pesar de ser minerales los tres, la demanda por ellos se comporta de distinta forma. El ferroníquel y la bauxita corren la suerte de los demás bienes básicos, pero el oro sirve más como activo sustituto de inversiones en monedas o valores financieros, siendo un refugio tradicional en épocas de sobresaltos e incertidumbres.
En lo que a la bauxita concierne, varios meses de declive han hecho bajar su precio en alrededor del 10% durante el último año, y una evolución similar ha seguido el precio de la alúmina, que es el siguiente paso en el proceso de refinación. Ante esos descensos, reportes publicados este mes informan de reducciones de más del 15% en la producción, pero los altos inventarios acumulados en China y otros importantes compradores han incidido para que el efecto de la disminución de la oferta sobre el precio no haya sido hasta ahora significativo.
La condición del níquel es todavía más dramática. En el lapso de un año, hasta febrero del 2016, el precio por libra se ha reducido desde US$7.00 a US$3.80, una caída de más del 40%. La causa, igual que para la bauxita, es el menor dinamismo de la demanda, reflejo del más bajo crecimiento de la economía mundial.
Cuando los precios suben, los países productores parecen creer que la bonanza no tendrá fin, pero cuando bajan vienen las consecuencias sobre los presupuestos nacionales y el valor de las monedas. Aunque la tendencia actual ha afectado a zonas específicas, la diversificación de nuestros ingresos de divisas, combinada con los préstamos e inversiones que hemos recibido desde el exterior, ha permitido a la economía dominicana salir menos lesionada que otras naciones, como Chile, Colombia y Perú, más dependientes de los bienes básicos.
gvolmar@diariolibre.com
Gustavo Volmar
Gustavo Volmar