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Alimentos desperdiciados

Las pérdidas a nivel mundial en 1,400 millones de toneladas al año, lo que equivale a un asombroso 30 % de los alimentos producidos

Con el precio de los alimentos tan alto como está, sería lógico esperar que los consumidores tratasen de evitar el desperdicio. De ese modo conseguirían disminuir el impacto de la inflación sobre sus presupuestos familiares. Y para lograrlo no tendrían necesariamente que variar la composición de sus compras, pues sólo deberían aumentar el porcentaje de lo comprado que es efectivamente aprovechado. Las investigaciones al respecto, sin embargo, no revelan que hasta ahora haya ocurrido un descenso significativo en las pérdidas de alimentos.

Estimar esas pérdidas es un ejercicio analítico aproximado, dada la multiplicidad de razones por las que un producto alimenticio no llega a ser consumido. De hecho, sólo una porción de las pérdidas tiene lugar en el hogar, pues la cadena de desperdicio comienza desde la misma producción agrícola. De todas formas, a pesar de la diversidad de causas, evaluaciones efectuadas sitúan las pérdidas a nivel mundial en 1,400 millones de toneladas al año, lo que equivale a un asombroso 30% de los alimentos producidos para consumo humano. Y para agravar aún más las cosas, se atribuye a ese desperdicio ser responsable por un 8 % de los gases contaminantes generados anualmente.

Existe una correlación entre la población de un país y las pérdidas totales de alimentos, siendo China y la India los líderes mundiales. Pero en términos de pérdidas por persona, los países ricos ocupan los primeros lugares, encabezados por los EE.UU., al que siguen Alemania y Japón. Y todavía más alarmante es el dato de que la tendencia es creciente, proyectándose que el total global desperdiciado alcanzará los 2,100 millones de toneladas en el 2030.

Las frutas y vegetales son el renglón más afectado, pero las pérdidas abarcan todos los tipos de alimentos. El mayor obstáculo para reducirlas radica en que están estrechamente vinculadas con hábitos adquiridos difíciles de modificar a corto plazo, a los que la producción y la distribución se han adaptado.

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  • Comida

Doctor en Economía de Columbia University especializado en empresas, mercados, pronósticos y riesgo.