Menor duración promedio
Sería deseable, y muy útil, que al adquiriente se le dijera cuántos años, en condiciones habituales de uso, le va a durar en comparación
Quienes planean adquirir algún aparato electrodoméstico grande, algo así como una nevera, un acondicionador de aire o un calentador de agua, no pueden dejar de ver un papel pegado al aparato, el cual indica su consumo de electricidad y lo sitúa dentro de una escala comparativa con equipos similares. El propósito es informar al comprador acerca del gasto en energía en que incurrirá, con la expectativa de que lo tendrá en cuenta al momento de tomar su decisión. Presume, por supuesto, que la persona paga realmente la energía que consume, como sucede en otros lugares.
Pero lo que no se informa al comprador es el tiempo durante el cual el aparato funcionará bien. Aunque es cierto que la longevidad del equipo depende del trato que reciba, sería deseable, y muy útil, que al adquiriente se le dijera cuántos años, en condiciones habituales de uso, le va a durar en comparación con otros modelos de características equivalentes. Eso, sin embargo, no sucede.
Sin ese dato comparativo, el comprador tendrá que confiar en los informes, no siempre objetivos, de páginas web especializadas en evaluar equipos, o en las experiencias de familiares o amigos, o quizás en las opiniones de técnicos en reparación sobre cuáles son sus virtudes y sus defectos. De lo que probablemente está convencido, no obstante, es que cada día los electrodomésticos duran menos, pudiendo esto ser el resultado de una menor calidad de los componentes, de las fluctuaciones en la electricidad, de que ahora todo viene de China, o de que existe una componenda entre los fabricantes para que el reemplazo sea más frecuente.
Desde el ángulo económico, la consecuencia es que si bien los electrodomésticos son ahora mucho más sofisticados, su duración promedio ha venido decreciendo con el transcurso del tiempo, en perjuicio de los consumidores y de la flexibilidad de sus presupuestos, sólo compensada porque el ingreso por persona ha aumentado con el crecimiento de las economías.