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Redes Sociales

Lamentable y trágico

El obstáculo principal para la mejora de la educación dominicana puede encontrarse en la falta de capacidad para poner en marcha planes integrales

Días y más días que se pierden. Acuerdos seguidos por conflictos recurrentes. Índices que no mejoran. Es como si la educación dominicana estuviera condenada a figurar entre las peores del planeta. ¿Acaso el 4 % le hizo más mal que bien? Por lógica debió beneficiarla, pero los hechos parecen desmentirlo.

Si así fuese, no sería la primera vez que ocurre. La historia de los servicios sociales en el mundo contiene episodios de bonanzas súbitas, a veces resultantes de donaciones recibidas o del hallazgo de riquezas naturales, que lo que han hecho es desarticular estructuras funcionales existentes. En aras de la modernidad, han reemplazado esquemas sociales tradicionales con nuevos sistemas, incomprendidos por la población y vistos como imposiciones importadas. Aquí, no obstante, ese no ha sido el caso, pues la estructura educativa anterior era también deplorable.

El obstáculo principal para la mejora puede encontrarse en la falta de capacidad para poner en marcha planes integrales, característica institucional ésta que es típica de los países atrasados. Teniendo de repente más dinero para gastar e invertir, se comienza por lo más sencillo: construir locales y comprar materiales y equipos. Lo que es duro de hacer, se deja para después, y al final no se lleva a cabo, lo que hace que los planes dejen de ser integrales y terminen siendo parciales.

Que el eje de los servicios deban ser las personas que los suministran, parece haber sido olvidado en nuestra educación pública. El sistema ha sido dominado por intereses gremiales que no se distinguen por colocar en primer plano su misión de enseñanza. Intervienen la política, las ambiciones personales y una actitud primordial de defensa de conquistas laborales, incluyendo el rechazo al compromiso de elevar el nivel y calidad de la docencia.

Si sólo se tratara de una pérdida de recursos, sería lamentable. Pero como las víctimas reales son los niños y jóvenes que pautarán el futuro del país, no es sólo lamentable sino también trágico.

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Doctor en Economía de Columbia University especializado en empresas, mercados, pronósticos y riesgo.