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Escándalo de manipulación de emisiones en Volkswagen es la venganza de la realidad

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Escándalo de manipulación de emisiones en Volkswagen es la venganza de la realidad
El presidente de Volkswagen AG, Martin Winterkorn, mientras se agacha para ver los bajos de un Porche GT2 durante la presentación a los medios del Salón del Automóvil . EFE/Marijan murat

A menos que el fabricante de automóviles pueda defenderse contra la acusación de engaño deliberado, su reputación se verá muy dañada.

“Aquella realidad de los antiguos motores a diésel ya no es válida,“ asevera Volkswagen en sus promociones comerciales para EEUU de vehículos que utilizan un combustible que solía “tener mal olor y pobre desempeño, y soltar mucho humo”. Parece ser que los esfuerzos de VW por cambiar la realidad de los vehículos con motores de diésel pueden haber incluido hacer trampas en las pruebas federales.

La abrupta caída de las acciones de VW el lunes refleja la seriedad de las acusaciones — engañar intencionalmente a la Agencia de Protección Ambiental de EEUU mediante el uso de software para hacer parecer que los motores de automóviles como el Golf y el Jetta son más ecológicos de lo que realmente son.

El simple hecho de que Martin Winterkorn, director ejecutivo de VW, haya admitido públicamente haber “roto la confianza de nuestros clientes y el público” es suficiente para convertir esta situación en una grave crisis para la compañía que intenta sobrepasar a Toyota como el mayor fabricante de vehículos en el mundo para el año 2018.

La posición del Sr. Winterkorn, quien previamente este año rechazó un intento de desestabilización por parte de Ferdinand Piëch, ex presidente de VW, se encuentra nuevamente bajo amenaza. La junta administrativa de VW se reúne el viernes y debe discutir la extensión de su contrato hasta el año 2018. Ahora tendrá que responder a la crisis.

Engañar al gobierno y a los reguladores es una de las faltas más graves que puede cometer una compañía. Un ejemplo fue la manipulación de la tasa Libor de referencia por parte de comerciantes de bancos como Barclays, UBS y RBS, lo cual resultó en cargos criminales, multas y acuerdos por más de US$3.5 mil millones.

VW ahora enfrenta no sólo multas que pueden alcanzar los miles de millones, sino la posibilidad de cargos criminales. El Sr. Winterkorn, quien ha anunciado una investigación externa y se ha comprometido a no tolerar “violaciones de ningún tipo de nuestras regulaciones internas o de la ley”, es el mayor de los ejecutivos de VW que se encuentra bajo presión.

Esta crisis también pone en tela de juicio los esfuerzos de los fabricantes europeos, encabezados por VW, para transformar el mercado estadounidense al uso del diésel limpio. Los consumidores estadounidenses — desanimados por las generaciones antiguas y menos limpias de motores diésel, y los reguladores que han impuesto estrictas normas ambientales — eran difíciles de convencer incluso antes de esta situación.

La evidencia contra VW, combinada con el hecho de que ya ha pedido disculpas, es muy seria. En su queja oficial, la Agencia de Protección Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés) detalla cómo se utilizó un “sofisticado algoritmo de software” para alternar los vehículos entre diferentes niveles de emisión, en dependencia de si se encontraban circulando en las calles o siendo sometidos a pruebas.

Existe una pequeña ambigüedad en la queja — plantea que VW “sabía o debía saber” que en efecto había instalado un “dispositivo de manipulación” en sus automóviles. Éste es un dispositivo que aumenta las emisiones como el óxido de nitrógeno cuando el automóvil está circulando en las calles, en lugar de cuando está siendo examinado.

Esto aumenta la posibilidad de que VW argumente que no rompió la ley de forma intencional. Éste es por mucho el caso más grave de presuntas violaciones a las normas de la EPA, pero otros fabricantes han sido atrapados haciendo afirmaciones falsas acerca del rendimiento de sus vehículos.

El año pasado, Hyundai y Kia pagaron una multa de US$100 millones en EEUU como parte de un paquete de sanciones de US$300 millones por exagerar el ahorro de combustible de sus vehículos, y Ford redujo dos veces los valores estimados de ahorro de combustible para algunos modelos. A medida que las normas de la EPA se han vuelto más estrictas, se ha vuelto también más tentador manipularlas.

Pero esto no debe consolar mucho a VW. La queja es tan específica y grave — incluyendo la afirmación de que solamente después de un año de investigaciones admitió lo que había hecho — que llama la atención. A menos que encuentre una defensa contra el cargo de engaño deliberado, la reputación de la compañía quedará muy dañada.

VW ha luchado durante mucho tiempo para lograr los mismos progresos en EEUU que los alcanzados en Europa y Asia. Ha construido una fábrica de US$1 mil millones en Tennessee y ha prometido invertir miles de millones más en la expansión. Sin embargo, a pesar de su éxito con el Volkswagen Beetle en la década de 1960, la compañía está intentando darles alcance a los fabricantes japoneses y asiáticos en el mercado estadounidense.

Lo último que VW deseaba era un incidente que empañara tanto la reputación de su marca como la tecnología que encabeza. Pero eso es lo que ahora enfrenta VW.

(c) 2015 The Financial Times Ltd. All rights reserved

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