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Cinco soluciones para el estrés universitario

‘Estrés’ y ‘universidad’ son dos conceptos que tienden a ir de la mano. Como no se puede renunciar a los estresores hasta terminar la etapa universitaria, distintos estudios te ofrecen soluciones para que puedas sobrevivirla de una manera más balanceada

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Cinco soluciones para el estrés universitario
Distintos estresores -como mantener un índice alto y un balance entre los estudios y la vida social- estarán presentes durante la etapa universitaria. (SHUTTERSTOCK)

Oh, la universidad, “los mejores años de nuestras vidas”, la temporada de la vida idolatrada e idealizada por las películas, que lleva a crear altas expectativas en torno a cómo deberían ser nuestras experiencias.

Para el psicólogo Kieron Walker, “los años universitarios a menudo se han llamado ‘los mejores años’ debido al hecho de que rara vez hay un momento en la vida en que las personas aprendan tanto, conozcan a tanta gente y experimenten tantas cosas nuevas al mismo tiempo”.

Sin embargo, con tantas declaraciones positivas en torno a esta etapa, se tiende a pasar por alto el hecho de que también hay una gran cantidad de desafíos presentes en la vida universitaria. Para muchos jóvenes, los años universitarios son los más estresantes de sus vidas.

El monstruo llamado estrés

Según Rita Landino, el estrés es “la respuesta de un individuo a la demanda de cambio. En un campus universitario, estás constantemente bombardeado con demandas de cambio: tu comportamiento, tu rendimiento académico, tu carrera o elección principal, tus valores... Frente a estas demandas, puedes tratar de resistirte al cambio mientras tratas de controlar el estrés para que no te controle a ti mismo”.

Por otro lado, Landino propone que no todo estrés es malo, ya que tiene propósitos útiles en nuestras vidas. Por ejemplo, es esencial para el aprendizaje, siempre y cuando se mantenga en un nivel moderado. Si no todo estrés es negativo, entonces necesitamos una solución más difícil que eliminarlo completamente; necesitamos hallar equilibrio. La mejor estrategia, entonces, será identificar formas no destructivas, sino saludables, para prevenir el aumento del estrés o reducir la tensión cuando el nivel de estrés se acumula.

Los estresores

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Infografía

Para Walker, nos enfrentamos a distintos estresores: en primer lugar, los estudiantes se ven ante la presión de mantener un índice académico alto a lo largo de sus años de estudio, que se subdivide en distintos temores sobre su posición frente a sus compañeros, sus posibilidades de ser aceptados en otras universidades, la posible ayuda financiera para futuros estudios universitarios y las futuras ofertas de trabajo. Estos estresores grandes salen a pasear cada vez que debe entregarse un ensayo o que debe completarse un examen.

Para muchos estudiantes, durante los años escolares construyeron amistades que estuvieron con ellos de curso en curso. Además, sobre los ‘amigos universitarios’ reside la presión de que deben ser los amigos de toda la vida, lo que significa que hay trabajo por hacer. Esto puede significar una gran presión, sobre todo para las personas que se sienten incómodas haciendo nuevos amigos. La incomodidad incrementa cuando los estudiantes se ven en ambientes con personas de distintos trasfondos a los cuales no estaban expuestos en la etapa escolar.

Por otro lado, mantener el balance entre la vida social y los estudios puede significar un reto para muchos estudiantes, quienes tienden a balancearse hacia uno de los lados del péndulo. Algunos priorizan las actividades sociales y otros los estudios; ningún extremo es ideal.

Para algunos estudiantes, esta es la primera etapa en sus vidas en la que experimentarán una carga financiera directa. Es decir, muchos pagarán sus estudios universitarios, mientras que otros se verán más involucrados en las cargas financieras de sus padres.

Al enfrentarse a estos estresores, muchos estudiantes se refugiarán en las redes sociales. La excesiva interacción dentro de estos ambientes digitales resultará en “interacciones sociales deterioradas y una mayor sensación de aislamiento”, además de una creciente presión de compartir las experiencias en las redes, al punto de que coordinan experiencias solo para su posterior publicación. Esta adicción, que se posibilita principalmente por los teléfonos inteligentes, se asocia a los trastornos del sueño, la depresión, la ansiedad y el estrés.

Las soluciones

Una de las formas más saludables de controlar el estrés es planificarte para los momentos estresantes. En la universidad, estos momentos suelen tener fechas, como los exámenes parciales y el final del semestre. Antes de que lleguen esos momentos, crea un plan de trabajo para cumplir con tus responsabilidades sin poner en riesgo tu salud. Y, hablando de salud, ¿cuántos nos volvemos mártires al justificar que nuestro trabajo demanda que no cumplamos con nuestras horas requeridas de sueño o con comer de manera correcta?

La alimentación y el sueño son elementos básicos que no deben ser desplazados por nuestro sentido de responsabilidad. Si no cumplimos con estos elementos, de todas formas afectarán nuestro trabajo negativamente. Otro elemento importante de la salud es la actividad física que, además de sus muchos beneficios, sirve como calmante para el estrés, el enojo y la frustración.

Otras áreas de nuestras vidas también necesitan una “alimentación” correcta y balanceada. ¿Quiénes componen su “support system”? Tiene familiares, amigos y compañeros de estudio con los que puede compartir y de quienes puede apoyarse cuando el trabajo se vuelve muy estresante. En este sentido, la frase: “Eres esclavo de lo que dices y dueño de lo que callas” se vuelve irrelevante. Cuando estás abrumado y el silencio te carcome por dentro, la esclavitud se esconde en callar las cosas. Busca en tu equipo de apoyo a la persona adecuada para hablar sobre el estrés y, si no la encuentras en tus seres queridos, búscala en profesionales (docentes, asesores, consejeros o psicólogos).

En último lugar, lo primero eres tú. A pesar de que en el transcurso de la vida aprendemos la importancia de poner a los demás primero, esto es cierto siempre y cuando no nos hagamos daño a nosotros mismos. Si no cuidas tu salud física, mental y espiritual, no podrás ayudar a otros (por alguna razón en los aviones se instruye a garantizar que en situaciones de emergencia las personas se pongan su máscara de oxígeno antes de ayudar a los demás con las suyas). Busca actividades que te enriquezcan a ti: leer, meditar y conectarte con la naturaleza o con tus creencias religiosas son algunas opciones. Asegura que estas actividades tengan una posición prioritaria en tu vida; cuidar tu bienestar no es egoísmo, sino sabiduría.

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