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Cómo lidiar con los conflictos de tus adolescentes

Si en vez de abordar la rebeldía con resistencia, con autoritarismo o con violencia, se aprovecha para promover el crecimiento, la madurez y el aprendizaje, lograrás mejores resultados

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Cómo lidiar con los conflictos de tus adolescentes
Ante un adolescente conflictivo, lo primero que hay que hacer es analizar la dinámica familiar y las relaciones que se promueven desde la infancia. (SHUTTERSTOCK)

La adolescencia es una de las etapas de desarrollo más complicadas del ser humano, debido a los cambios físicos, cognitivos y emocionales que la caracterizan. Aunque parezca que en esa transición de la niñez a la adultez los hijos rechazan la influencia y los límites de sus padres, la realidad es que se trata del periodo en el que más necesitan acompañamiento para enfrentar las situaciones y los problemas que se les presenten.

Esta es una idea que defiende Margarita Heinsen, doctora en educación y presidenta de la plataforma @didactica.rd, y que abordará mañana, 10 de abril, junto a otros especialistas en el seminario virtual “Adolescencia: etapa de oportunidades”. Conversamos con ella sobre cómo lidiar de forma correcta con los conflictos de los hijos adolescentes.

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En el seminario abordarán la adolescencia desde las oportunidades que ofrece. ¿Qué hay de cierto en que esta etapa es sinónimo de rebeldía y por qué definirla como una etapa de oportunidades?
Comprender que la adolescencia es un periodo de transición entre la niñez y la adultez que implica muchos cambios permitirá comprender mejor los comportamientos de los hijos en esta etapa. La rebeldía implica no estar de acuerdo con todo lo establecido y esto causa malestar y genera conflictos. Sin embargo, la rebeldía es necesaria y hasta positiva para la construcción de su identidad. A veces nos olvidamos de nuestra adolescencia en la que también nos cuestionamos y experimentamos frustraciones y enfrentamientos. Si en vez de abordar la rebeldía con resistencia, con autoritarismo o con violencia, se aprovecha para promover el crecimiento, la maduración y el aprendizaje, lograremos mejores resultados. Cada conducta del adolescente manda un mensaje. Si nos cerramos y tratamos de imponernos, sin escuchar ni permitir que vivan este proceso, se distanciarán y recurrirán a otros para expresarse y tomar decisiones. Los adultos tenemos un gran reto, pero también una gran oportunidad para guiar y acompañar a los adolescentes y jóvenes hacia una vida sana e independiente. Lo mejor de todo es que podemos aprender y crecer muchísimo de ellos y con ellos cuando nos confrontan y cuando conectamos con sus necesidades e intereses.

¿Qué puede haber detrás de un adolescente conflictivo?
Es importante conocer bien al adolescente, observarlo e identificar las conductas agresivas o violentas para abordarlas de manera adecuada o buscar ayuda si es necesario. Ser indiferentes no es una opción. Ante un adolescente conflictivo, lo primero que hay que hacer es analizar la dinámica familiar y las relaciones que se promueven desde la infancia. También es necesario prestar atención a los amigos y su influencia, así como a las redes sociales y a los contenidos de videojuegos que pudieran estar influyendo en la conducta del adolescente.

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¿Son los conflictos negativos u oportunidades de crecimiento y desarrollo?
Los conflictos son parte de la vida. En la adolescencia se presentan situaciones en las que hay diferencias y confrontaciones que requieren de un manejo adecuado. Si se modela la resolución pacífica de conflictos, el adolescente aprenderá estrategias apropiadas que podrá implementar al enfrentar otros conflictos y problemas en su vida. Al presentarse el conflicto, hay que evitar el maltrato, los gritos y la violencia. Es necesario hacer una pausa, escuchar a nuestro hijo y expresar de manera asertiva lo que sentimos y nuestra opinión para llegar a un acuerdo. El objetivo no es ganar ni caer en una lucha de poder, sino buscar soluciones. Si nos sentimos alterados, es recomendable alejarnos, calmarnos y pensar antes de hablar o de actuar. Este será el mejor ejemplo para ellos. Si nos equivocamos o perdemos el control, pidamos perdón y reconozcamos nuestra falla. Esto fortalecerá la relación.

¿Qué papel juega la buena comunicación en la solución de conflictos y cómo propiciarla?
La comunicación es vital en la relación de padres e hijos. Será difícil comunicarse si nos ponemos en un lugar de superioridad o de autoridad. Una comunicación asertiva no es agresiva ni pasiva. A través de esta, cada uno puede expresar lo que observamos y sentimos sin atacar o maltratar, pero tampoco permitiendo o aceptando aquello que pueda afectar o tener consecuencias negativas. El diálogo implica un intercambio, no yo ser el que hablo todo el tiempo. Compartir las experiencias y vivencias, el interés en aquello que dice el hijo y hacer preguntas para comprenderlo mejor, no para imponerle nuestro punto de vista, sino para construir, aprender y buscar soluciones juntos. Es recomendable evitar los juicios, el sarcasmo, la burla, los sermones y las etiquetas al comunicarnos. Hay que aprovechar los momentos en la mesa o al ver una película juntos para conversar.

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¿Deben los padres ser los mejores amigos de sus hijos?, ¿es sano pretenderlo o se deben trazar límites?
Los padres tenemos un rol fundamental en la vida de nuestros hijos y los amigos cumplen otro papel, también importante. Cada uno es distinto. Querer ser amigo de los hijos lleva a hacer cosas que no serán apropiadas ni positivas y que al final serán dañinas para una relación sana. Como padres, tenemos la responsabilidad y el deber de orientar a nuestros hijos, de establecer límites sanos y de acompañarlos. Somos una voz a quien ellos recurren para tomar decisiones importantes en sus vidas. No intentemos competir con los amigos. Seamos papá y mamá. Lo agradecerán.

¿Cuándo es necesario buscar ayuda profesional?
Cada adolescente y cada familia es distinta. Es importante conocer bien al adolescente, observarlo y atender a sus necesidades, identificando aquellas conductas de riesgo para profundizar e identificar la causa o el real problema, no para escandalizarnos. Hay que intentar comprender lo que vive el adolescente y cómo se siente en el hogar, con sus amigos y en la escuela para poder prevenir conductas inadecuadas. Si se mantiene una conducta de riesgo en el tiempo, no se debe ignorar ni ser indiferentes. Es necesaria una intervención a tiempo para evitar mayores problemas. Hay que probar distintas estrategias para mejorar la relación y la conducta, y buscar ayuda de un profesional si no se ven resultados.

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Margarita Heinsen es doctora en educación y presidenta de la plataforma de formación Didáctica.
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