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Diario viajero a París

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Diario viajero a París

La capital francesa no es una sola ciudad, sino que tiene miles de variaciones según quién la visita: hay París para quien va a consumir arquitectura, París para quien va a ver arte, París para el flãneur. Para mí, que fui a conocer creaciones textiles, está la ciudad que gira alrededor de la semana de la moda. Acá les dejo un diario de mis restaurantes, museos y experiencias favoritas durante el pasado fashion week.

1. Una de mis fuentes para anotar lugares a visitar en París es el boletín My Little Paris, creado por gente local. Buscando lugares no comerciales para quedarme en este viaje, di con una recomendación del boletín de un hotel en la zona textil del segundo distrito: el Hoxton. ¡Me encantó! El lugar se la luce con sus detalles decorativos, desde las camas de piel hasta el papel tapiz del bar —con movimiento todo el día gracias a la gente de la industria de la moda—, y la ubicación en sí es sorprendentemente céntrica.

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2. Hay un restaurante precioso en Le Marais, ubicado en la parte trasera de un patio interior... bueno, de ahí que se llame Derrière, con un tema de lo escondido que se nota por doquier, ya que hasta al bar se entra por un clóset. La decoración es espectacular, con lámparas en forma de casco de motor, espejos de todo tipo, neveras del siglo pasado y una escalera de caracol llena de libros.

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3. Esta temporada uno de los museos más visitados por los amantes de la moda, el Museo de Artes Decorativas, tiene una razón más para alimentar esas largas filas: la retrospectiva de Dior, con diseños, accesorios e inspiración desde el hombre epónimo hasta diseñadores contemporáneos como Raf Simons y Maria Grazia Chiuri. Recomendación: si van, hagan la fila. Nada más con el último salón de la larguísima visita, quedarían pagos.

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4. Seguimos con los museos dedicados a la moda: acaba de abrir un espacio dedicado a Yves Saint Laurent en la Avenue Marceau, el mismo lugar donde originalmente estaba la casa de alta costura. Pero más allá del material de archivo, es un gusto ir para ver las recreaciones, complementadas con obras de arte y elementos multimedia, de los espacios donde trabajaba el mismo Saint Laurent.

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5. ¿Quién dijo carbohidratos? En Cocorico hacen comida para jartura: desde papitas y hamburguesas hasta platos de queso y un enorme club sándwich. Ahí se va a engordar de lo lindo. Y si vieron el nombre, ¿se quedaron buscando a las aves de corral? No se preocupen: sobre la madera y los tonos azules hay imágenes de gallos y gallinas por todas partes.

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6. ¿Cómo di con el restaurante Cocorico? Salí una noche del Museo de Orsay con suficiente hambre como para comerme los cuadros, y como Cocorico está cerca, entré atraída por la decoración. Pero aquí lo importante es el museo: esta vez lo visité casi cerca de la hora de cierre, y me dediqué exclusivamente a las piezas de la sección de artes decorativas —y también a las bailarinas de Degas—.

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7. ¿Quieren ver a la fashion people siendo fashion people? Entonces vayan a comer pato y rollitos de primavera en el Hôtel Costes —en una visita anterior terminé viendo cómo un mar de paparazzi arropaba a la matriarca Kardashian—. Un consejo: si les dicen que no hay lugar, insistan... siempre crean lugares de la nada.

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8. ¿Cuál es la antítesis del Costes? El jardín del Museo Rodin, donde todo es paz y tranquilidad. Vale la pena ir para desconectarse del bullicio de la ciudad por al menos un cuarto de hora, pues es un lugar precioso para caminar sin preocuparse.

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9. ¿Otro lugar para relajarse? El restaurante Le Récamier. No tiene música ni WiFi, y la gente va atraída por la comida. Esta recomendación vino de Michèle y Crystal Jiménez Vicens —alias las Coladas—, quienes vivieron en París e iban en filita a buscar los soufflés, su plato estrella. Entre tantas variedades en el menú, hay un empate entre el de chocolate y el de queso de cabra con trufas. No, el de chocolate gana... No, mejor el de queso de cabra con trufas. Sí, ese es el mejor.

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10. ¿Otro plato estrella en otro restaurante? Les Chouettes con su crema de zucchini —es excelente— y su tarta de limón, que viene con un helado a base de yogur. Al recorrer sus tres pisos, se siente uno no en Le Marais, donde está ubicado, sino casi dentro de la torre Eiffel.

Fotos: Fotografías: Simón Espinal y Shutterstock.

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