Madres en pandemia: miedos y aprendizajes
La llegada de la pandemia del coronavirus generó en algunas madres estrés, desconcierto, temor, molestia, sentimientos de soledad, impotencia y, en muchos casos, hasta pérdida de fe. Este virus, que apareció a finales de 2019, y que transformó el año 2020 se esparció por todo el mundo e hizo que todos los países modificaran la forma de hacer las cosas.
En la nueva normalidad las clases fueron exclusivamente virtuales, las empresas cerraron, los restaurantes dejaron de recibir personas en sus locales, las actividades recreativas pararon. Todo como parte de un aislamiento obligatorio para evitar la propagación del virus que tiene la capacidad de causarnos la muerte.
Al inicio solo podíamos salir a lo estrictamente necesario, y al hacerlo usar guantes, mascarillas, mantener el distanciamiento, pero además al regresar a nuestro hogar debíamos realizar todo un protocolo de desinfección para “no traer la enfermedad a nuestra burbuja”. Sin dudas, fue un año peculiar, distinto, crítico, pero sobre todo retador.
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Las madres pusieron a prueba sus habilidades, descubrieron algunas fortalezas y enfrentaron parte de sus miedos. Por eso, Estilos conversó con tres de ellas, quienes desde diferentes asientos compartieron lo que significó enfrentar esta etapa que aún no termina.
Karina Valenzuela, psicóloga laboral y madre de Marcel y Diana
Para ella, la pandemia fue muy desconcertante. “En algunas ocasiones sentí que era un sueño, que era algo irreal: estar trancados en la casa, ver las noticias de la gente muriendo, y ver las empresas, incluyendo la que yo trabajo, cerrar sus puertas... fue lo que nunca, fue surrealista, pero además provocó una incertidumbre y eso me pegó fuerte”, comentó Karina.
Según explicó, el proceso de participar en un recorte de personal no fue fácil para ella. Además, aseguró que fue traumático toda la logística de tener que usar caretas, mascarillas, guantes y todo el drama que significaba ir al supermercado, las largas filas, quitarse la ropa al llegar y limpiar todo... “Eran tantos cambios, tantas cosas distintas... fue muy traumático desde ese punto de vista”, dijo la psicóloga laboral.
Al referirse a su familia y a las situaciones que se pudieron dar, Karina sostuvo que en esta etapa su familia se mantuvo muy unida. “Como personas responsables que somos despachamos a la señora que nos ayuda en la casa, porque entendimos que como estábamos en pandemia ella debía estar con su familia. Ahí nos tocó a todos hacernos cargo de las cosas... más todo el tema laboral, era una situación difícil de navegar, pero internamente lo llevamos súper bien”.
Respecto a las peleas, los desacuerdos o los conflictos familiares que se pudieron generar, Karina manifiestó que discutir es una actividad común para ella. “Yo peleo siempre, eso es normal... pero eso es mi día a día, eso no fue por pandemia”, dijo entre risas.
¿A qué le temía Karina? “Nunca tuve miedo de salir a la calle. Todo me desconcertaba, pero no tuve miedo de salir a la calle y hacer mis cosas. Todos tuvimos una actitud positiva y viendo las estadísticas entendimos que esto no necesariamente significaba la muerte para todos. Entonces pensé que era más la propaganda, que lo que realmente estaba ocurriendo. Pero aun así siempre he sido de respetar los protocolos: los toques de queda, el distanciamiento, el uso de mascarillas, etc. Aunque aséptica de que esas medidas fueran válidas y que todo lo que se armó fuera necesario”, comentó Valenzuela.
¿Qué fue lo más difícil? “Los oficios de la casa. Yo no nací para hacer oficios, y eso que soy una mujer limpia y no me gusta el sucio. Pero levantarte y tenerte que fajarte a lavar baños, cocinar, fregar... aquí sí se dio lo de “¿quién es que va a fregar hoy?” Aquí nadie quería fregar”, comentó Karina entre risas al asegurar que ese proceso fue traumático.
Pero, ¿qué aprendió Karina? “Nada. No me dejó nada. Para mí la pandemia nunca debió ocurrir. Es un asunto que se salió de control, que ha llegado a unos niveles extremos y que no se sabe cómo darle para atrás. La pandemia solo dejó sufrimiento, pobreza y problemas... Bueno aprendí que me encanta trabajar fuera de la casa y que merecen todos mis respetos los servicios domésticos, porque dedicarse a hacer oficios no es fácil...”, culminó Karina.
Taines Díaz, emprendedora, creadora de Cansitos Show y madre de Elena y Felipe
La pandemia y el aislamiento fue para Taines una etapa muy tediosa y difícil: “Soy una persona muy activa, estaba acostumbrada a salir todos los días: llevar el niño a la escuela, llevar a la niña al cuido, comprar cosas para el negocio, atender clientes... y de repente, cuando se paralizó todo por la pandemia, fue una etapa muy fuerte”, comentó.
Para ella, que se dedica a realizar eventos infantiles, y su trabajo se paró sin posibilidades de remuneración económica durante un largo tiempo, el encierro fue una etapa complicada. No conseguía dinero, los niños estaban todo el tiempo en casa, se le acumularon las deudas, la salud se complicó por causa de una bacteria, no recibía ayuda... lo que la hizo llevar a sus hijos al campo con su suegra.
“Despegarnos de ellos por tres largos meses fue muy difícil... aun teniendo la niña de meses no fue fácil esa separación. Y mucho menos de la más pequeña, que yo sabía que necesitaba tanto de mí. Sin dinero, sin tener para comprar la leche, yo entré en una depresión muy grande”, dijo la animadora.
Según comentó, luego de un embarazo difícil, presentó problemas para cicatrizar la herida de la cesárea, y después se cogió una bacteria justo cuando inició la pandemia. En ese momento no tenía dinero para medicamentos, ni para internarse. “Duré mucho tiempo en cama llorando”, narró entre lágrimas.
¿Quiénes fueron su soporte? “Me sentí sola en ese momento. Nadie estuvo ahí. Mi suegra fue un pilar grande y mi mamá, que me escribía todos los días. Mi mamá me llevaba las compras. La Asociación de Payasos Dominicanos (Asopado) consiguió una donación y recuerdo que me llevaron alimentos. Mi suegra también me envió cajas de comida desde Barahona y me ayudó al llevarse a mis hijos y mantenerlos durante ese tiempo”, agregó.
¿A qué le temía Taines? “Mi miedo era no conseguir dinero para poder mantener a los niños. Más que el contagiarnos, más que tener la enfermedad era no tener comida ni alimentos para mis hijos”.
¿Qué aprendió? Para esta mujer emprendedora, esta etapa le dejó muchas lecciones: “Aprendí que hay que vivir y disfrutar de la familia, de los hijos. Que no todo es trabajo. Que hay que sacar ese tiempo de ocio. Que hay que guardar, no todo se invierte y no todo se gasta”.
Claudia Fabián, chef, madre de una niña de 8 y un niño de 5 años
Para la chef el confinamiento y el inicio de la pandemia fue una etapa difícil porque había que prestar atención a muchas cosas al mismo tiempo, pero para ella fue muy bueno poder estar todo el tiempo junto a su familia.
“Esta experiencia de haber podido hacer todo juntos en familia ha sido súper especial, no lo cambio por nada. Sé que el año ha tenido muchas cosas difíciles, pero también para nosotros ha sido un tipo bendición. Hemos disfrutado estar compartiendo todo el día: compartiendo lo de ellos, lo de nosotros, lo del negocio, y ha sido una experiencia muy bonita”, dijo Claudia.
Enfocarse en lo positivo es la forma que los mueve para solucionar las cosas: “Tratamos de que, si hay algo que no nos gusta, o no nos hace sentir cómodos lo cambiamos. Gracias a Dios hemos podido brindar a los niños la sensación de estabilidad, aun en medio de todo esto. De aprender a disfrutar su casa. No necesariamente tener que llevarlos a un lugar de juegos o a un parque...”.
Según cuentó se mantenían haciendo cosas para que los niños se sintieran a gusto, pero también ellos cada reto que les tocó lo manejaron muy bien. “Los niños se adaptan a todo y todo depende de lo que nosotros como papás le creemos. Ellos no necesitan más nada que todo ese amor que uno les da. Y eso ha sido muy bonito”.
¿Cuál ha sido el miedo de Claudia? “He tenido miedo a la pandemia como tal, a la enfermedad. No dejas de tenerle mucho temor a cómo reaccionarías si te da, qué hago, qué pasaría si caigo en cama, si le pasa a un familiar, ese miedo ha estado todo el año. Todos lo hemos sentido”, agregó Claudia quien relató que en esta etapa su esposo ha sido su mayor soporte.
¿Qué aprendió Claudia del proceso? “Que a todo se le busca la vuelta. Que hay que tener mucha fe de que Dios nos cuida y que lo más importante realmente es la familia, son nuestros hijos, es nuestra relación como pareja y es disfrutar todo lo que la vida nos da, pero también disfrutar solos y juntos. Todo lo demás son extras, pero si logras tener esa alegría en tu corazón en tu casa trancado, acurrucado, viendo una película y decir “no necesito más nada”. Si eres feliz con eso no necesitas nada más”, concluyó.