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Organizarse con papel y lápiz en la era digital

Un creativo neoyorquino ha desarrollado un sistema para planificar y organizar nuestra vida tomando notas rápidas y esenciales, a mano y en cuadernos.

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Organizarse con papel y lápiz en la era digital
Escribir aquello que no queremos olvidar, y dedicarle un tiempo y una energía a esta práctica durante 24 horas, es terapéutico. (SHUTTERSTOCK)

¿Puede un simple cuaderno en blanco cambiarnos la existencia?. Muchas personas aseguran que sí, cuando se lo utiliza para escribir en sus páginas una serie de listas encaminadas a organizar nuestra vida, gestionar el tiempo y priorizar las tareas.

Cansadas de las aplicaciones para el móvil y otros sistemas digitales y en pantalla, estas personas abrazan con entusiasmo un sistema “analógico” para organizar su día a día, mes a mes y sin ansiedad, mediante un lápiz o bolígrafo y libretas de papel.

Este método llamado Bullet Journal (BuJo) lo creó Ryder Carroll (www.rydercarroll.com), director creativo de una empresa de diseño de Nueva York, quien ha creador varias ‘apps’ y videojuegos.

Una estructura modular

Carroll intentó organizar su vida mediante aplicaciones, sistemas, planes, calendarios y programas en pantalla, comprobando que no le funcionaban. Entonces desarrolló su propio método, que solo necesita papel y lápiz, y resulta efectivo y poco estresante.

Este creativo compartió su sistema de organización con algunos amigos y, al poco tiempo, se convirtió en un fenómeno viral y más tarde en un libro, cuyas técnicas aplican actualmente cientos de miles de personas en todo el mundo, según su autor.

“El método BuJo puede servir como lista de tareas pendientes, diario, planificador, cuaderno de bocetos o todo lo anterior en un mismo sitio”, asegura.

“Su flexibilidad deriva de su estructura modular y una forma sencilla de conceptualizar este sistema consiste en imaginarlo compuesto por las piezas del juego Lego. Cada pieza tiene una función concreta, como ordenar el día, planificar el mes o alcanzar un objetivo y resulta efectiva por separado, aunque cuando todas trabajan en conjunto se alcanza la máxima eficacia”, añade.

“Cada usuario puede mezclar y juntar las piezas para personalizar el sistema y satisfacer sus necesidades”, según indica Carroll.

Los bloques de construcción, o pilares del sistema, son los índices, los registros futuros, mensuales y diarios, apuntados mediante ‘registros rápidos’: anotaciones resumidas y símbolos que permiten capturar, categorizar y priorizar rápidamente los pensamientos.

Un elemento clave de este sistema son los “bullets” (balas), que consisten en capturar los pensamientos y condensar la información sobre un tema, destilando lo más valioso, en forma de frases cortas, claras y objetivas.

“Cada “bullet” se asocia a un símbolo específico, que permite categorizarlo, como por ejemplo: 1.- Cosas que hay que hacer (tareas); 2.- Experiencias (actividades); o 3.- Información que no queremos olvidar (notas)”, explica Carroll.

“Planificar mediante papel y boli nos fuerza a pensar en aquello que necesitamos y el único límite es nuestra imaginación”, explica a Efe.

“Las ‘apps’ y sistemas digitales nos ofrecen una perspectiva muy específica y las cosas tienen que ser y funcionar de una manera determinada” , señala.

Las distracciones del mundo”online”

“Con el papel y el lápiz la planificación parte de la base de ¿Qué es lo que necesito?, en vez de basarse en lo que opinan otras personas sobre lo que necesitamos. Estamos adaptando nuestra experiencia personal a nuestras necesidades reales”, apunta.

Según Carroll, el mundo “en línea” está lleno de infinitas distracciones, y nos ofrece infinidad de manera de entretenernos, como ver, leer y comprar.

“Tenemos un acceso ilimitado a la información, pero disponemos de un tiempo y una energía limitados, por lo que nuestra relación con la era digital no es madura”, destaca.

“No sabemos cómo tratar toda esta información, ante la cual nos sentimos sobrecogidos y distraídos, y los cambios son cada vez más rápidos pero nosotros no y, simplemente, intentamos estar al día. Para facilitar nuestra vida, tenemos que disponer de tiempo “fuera de línea”, abrir un cuaderno y pensar en nuestra vida”, enfatiza.

Para él la jornada con papel y lápiz “comienza siempre con un pensamiento. En un lapso de 24 horas, lo mejor es sacar los pensamientos clave que tenemos en la cabeza y plasmarlos en un cuaderno”.

“A lo largo de un día tenemos muchísimos pensamientos, hasta 50.000, que nos llegan uno tras otro y, la mayor parte de ellos, se van, pero nuestra mente trata de mantenerlos, lo cual nos hace sentir ansiosos y perturbados”, lamenta.

“Escribir aquello que no queremos olvidar, y dedicarle un tiempo y una energía a esta práctica durante 24 horas, es terapéutico”. Al escribir una lista de aquellos temas que queremos abordar ese día, no tendremos que consumir tanta energía mental para que las cosas salgan bien”, apunta.

“Expresar nuestros pensamientos en blanco sobre negro de manera clara es una práctica con mucho impacto a lo largo del tiempo, que podemos repetir día tras día hasta acostumbrarnos y coger un hábito, logrando que nuestra mente esté cada vez más despejada”, concluye el experto.

Por Ricardo Segura

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