Pese a las controversias, asciende la industria de modelos infantiles

Chen Ruoxi, de siete años, sueña con ser una supermodelo y enorgullecer a su madre, sin importar cómo de difícil pueda ser su vida para hacer realidad su sueño.

Con la mayoría de la población aún durmiendo profundamente en sus casas, Ruoxi y más de 60 niños y sus padres, desafían la fría mañana de otoño para un ensayo durante la reciente Semana de la Moda de China.

“Cuando sea mayor quiero ser una supermodelo, convertirme en una estrella, y hacer que mi madre se sienta orgullosa”, dice la niña.

Los niños, o más bien, sus padres, esperan ingresar al sector cada vez más competitivo del modelaje infantil, que se estimó en 209,1 mil millones de yuanes (29,83 mil millones de dólares) en 2018.

Los modelos, algunos de los cuales tienen apenas cinco años, luchan por mantener los ojos abiertos mientras los estilistas dan toques finales a su maquillaje antes del ensayo de las 5.00 am.

Aquellos que consigan una carrera por sí mismos deben pasar gran parte de sus jóvenes vidas participando en audiciones y sesiones de maquillaje.

“Los niños tienen que ir a vestirse dos días antes del espectáculo y asistir a ensayos que a veces son muy temprano en la mañana o muy tarde en la noche”, indicó Liu Chao, director de la agencia de modelos New Silk Road.

“Tienen que superar la falta de sueño, la fatiga y el hambre y entrenar su voluntad y determinación”.

Después de dos horas de ensayos, los niños se dirigen a la escuela antes de regresar para peinarse y maquillarse para otro ensayo previo al espectáculo de las 7 de la tarde.

Se requiere dedicación total para entrar en esta industria ultra competitiva, que es una de las que más rápidamente crece en el país.

Muchas agencias y escuelas para aspirantes a modelos han surgido en todo el gigante asiático para satisfacer esta nueva demanda.

New Silk Road ofrece clases de dos horas para niños de 4 a 14 años, con tarifas que van desde 7.800 a 24.000 yuanes (alrededor de entre 1.100 a 3.400 dólares), donde aprenderán cómo actuar en la pasarela.

“Antes su postura no era buena, pero después de entrenar durante medio año, es más elegante y segura”, dijo Zhang Ning, madre de Zhang Mingrui, quien con solo cinco años ya compitió en concursos nacionales de modelaje y participó en varios desfiles de la Semana de la Moda.

El auge de la industria no ha estado exento de controversia: este año, un vídeo de una madre pateando a su hija de tres años por no cooperar durante una prueba se volvió viral, generalizando ira entre los usuarios.

Otro clip de un niño pequeño vestido para desfilar con ropa de invierno durante las temperaturas sofocantes de agosto, también recibió fuertes críticas.

Todavía no hay leyes que rijan la industria, aunque las autoridades en Hangzhou, el centro de comercio electrónico situado al este de China, han anunciado nuevas regulaciones que legislan la edad de los modelos y la cantidad de horas que pueden trabajar para evitar su explotación, después de las continuas renuncias.

A pesar de estos desafíos, no faltan nuevos aspirantes o padres que empujan a sus hijos a la industria potencialmente lucrativa: los modelos infantiles exitosos pueden ganar unos 1.000 yuanes (142,7 dólares) por hora en cada sesión.

Para los jóvenes que luchan por no quedarse dormidos mientras esperan en la fila del ensayo de la marca Van Monfe, el pago es la rara oportunidad de ganar experiencia y exposición.

“Poder participar ya es muy bueno”, dijo Liu Ying, madre de Chu Yuchen, de ocho años. “Realmente no pensamos en el pago, estamos felices de tener la oportunidad”.

Tanto para padres como para niños, la posibilidad de fama y fortuna es demasiado tentadora para resistirse.

EFE

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