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Vivir y vestir sin perjudicar al planeta

Ropa y complementos reciclados de prendas antiguas, de sobrantes de tela de las fábricas de moda, de posos de café o polvo de ruedas de vehículos son algunos de los elementos con los que Ecoalf realiza sus modelos y su gran labor social: limpiar los mares de botellas de plástico que convierten en poliéster para sus tejidos

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Vivir y vestir sin perjudicar al planeta
El objetivo siempre ha sido el de crear modelos sostenibles dentro de la industria de la moda. (Shutterstock)

Carol Blázquez es la directora de Sostenibilidad e Innovación de Ecoalf y explica a EFE quiénes son y cuál es el trabajo que realizan. “Somos una empresa que hacemos moda, pero a nosotros nos gusta decir que somos mucho más que eso, porque prácticamente nos estamos convirtiendo en un estilo de vida más allá de lo que es la fabricación de prendas que era lo que hacíamos al principio, aunque desde el primer momento nacimos con la idea de la sostenibilidad como propósito”.

“El objetivo siempre ha sido el de crear modelos sostenibles dentro de la industria de la moda. Empezamos trabajando con materiales anticuados porque nuestro empeño principal era minimizar el consumo de los recursos naturales y consideramos que el reciclado y la utilización de lo que se tira para darle una segunda vida era la forma más adecuada de cumplir con ese objetivo”, subraya Blázquez.

Nuevos materiales para el mundo del reciclado

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Ese es el concepto con el que nació Ecoalf hace ya más de diez años y ahora la empresa sigue trabajando en el desarrollo de nuevos materiales en el mundo del reciclado, “pero siempre con los que puedan tener un bajo impacto medioambiental y que sean respetuosos con el medio ambiente mucho más que cualquier otro material convencional”, indica la directora de Ecoalf.

“Somos una marca de moda que fabricamos todas las categorías, tanto de hombre como de mujer y niños, complementos y calzado”.

La directora subraya que, “principalmente los materiales que más utilizamos son el poliéster reciclado a partir de botellas de agua de plástico, aunque también hay una pequeña parte que está hecha con restos de tejidos, los que se desechan de los cortes de fábrica o de los procesos de fabricación de ropa”.

Según Blázquez, “en el caso del nilón el proceso es similar, la mayoría del nilón que reciclamos proviene de los deshechos de los cortes de fábrica, son residuos postindustriales o de redes de pesca, pero el suministro de este material de pesca depende de la temporada”.

En el caso del reciclado del algodón, el proceso, argumenta Blázquez, es más complicado que el de los sintéticos porque su proceso de reciclado es mecánico y hay que destruir la fibra y volver a hilar, “lo que nos ofrece una calidad un poco inferior a lo que sería uno convencional, mientras que cuando hablamos de un poliéster o un nilón la calidad resulta siempre estar al mismo nivel o muy por encima de cualquier otro material convencional”.

Ecoalf también se implica en la parte de innovación para dar a los productos acabados específicos de calidad y mejorar el tacto de los tejidos.

Próximamente lanzará unas chanclas en cuyo proceso de producción se ha utilizado polvo de neumáticos reciclados para las suelas, y el resto está basado en la utilización de posos de café reciclados.

La basura del fondo del mar se recicla

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Dentro de la labor de reciclado de Ecoalf, hay una parte en particular muy importante y es la utilización de desechos de plástico recuperados del fondo del mar que se utilizan para fabricar parte del poliéster reciclado.

Se trata del proyecto estrella de esta empresa, la limpieza de los mares mediante la recuperación de las botellas de plástico de agua que recogen los pescadores de entre las basuras que quedan atrapadas en sus redes cuando salen a faenar.

“En este proyecto, los pescadores actúan de manera totalmente voluntaria y el proceso está íntegramente controlado, gestionado y subvencionado por la Fundación Ecoalf, que ha puesto aquí su interés, porque lo que más nos interesa es el impacto medioambiental que supone el que nosotros estemos sacando el plástico del mar”, argumenta Carol Blázquez.

“De hecho, desde 2015 que nació la Fundación hasta ahora –continúa la directora de Ecoalf- hemos extraído 500 toneladas de basura del fondo del Mar Mediterráneo, eso tiene un valor incalculable y no se le puede poner precio, porque si lo tradujéramos como modelo de negocio tendría unos costes totalmente desorbitados”.

Fundación Ecoalf, por unos océanos limpios

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Ecoalf depende también de la Fundación Ecoalf, cuyo objetivo está muy centrado en mantener los océanos limpios y “por eso trabajamos a través de la Fundación, por ejemplo, con los pescadores, además de fabricar y comercializar prendas sostenibles”.

Para los procesos de producción de todos estos materiales reciclados que se utilizan, Ecoalf mantiene acuerdos con fábricas en las distintas fases del proceso productivo.

“Con frecuencia también trabajamos mano a mano con ellos para desarrollar materiales específicos de acuerdo a nuestras necesidades y, a veces, cuando son cosas realmente muy innovadoras como, por ejemplo, lo pueden ser las chanclas de verano hechas de polvo de neumáticos reciclados, en ese caso lo que hacemos es que antes de entrar en el proceso industrial lo trabajamos a nivel laboratorio, en los centros tecnológicos”, dice Carol Blázquez.

En estos centros se realiza la parte I+D (Investigación y Desarrollo). Se hacen las primeras pruebas para comprobar si las calidades funcionan. “En el caso de las chanclas teníamos que ver si las suelas compactaban o no compactaban con el polvo de neumático, porque éste es un proceso muy especial en el que no utilizamos ni pegamentos ni sustitutivos que puedan ser tóxicos”.

“Cuando comprobamos que todo este proceso es el adecuado lo pasamos a la escala industrial”, añade Blázquez.

Es posible poner soluciones

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Para la directora, “hay actuaciones que tienen unos costes muy elevados, pero que aun así merece la pena hacerlo porque, en la actualidad, el impacto medioambiental es muy alto y, además, implica la concienciación de la sociedad para que entienda cuáles son los problemas medioambientales a los que nos estamos enfrentando y que es posible poner soluciones”.

“Y hay empresas que estamos dispuestas a ponerlas y también industrias cuyos costes son muy ajustados, porque a las fábricas con las que estamos trabajando les exigimos que cumplan con una certificación de sostenibilidad con el medioambiente o causas sociales que otras empresas no tienen y cuyo coste sería inviable. Eso influye directamente en el precio final del producto”, enfatiza la directora de Ecoalf.

Blázquez señala que “somos una empresa que ahora mismo está vendiendo en todo el mundo a través de tiendas multimarca y de nuestras propias tiendas que, a día de hoy, tenemos en España, en Alemania, en Holanda y en Estados Unidos. Pero nuestros productos se venden también a través de nuestra tienda online en, prácticamente, todo el mundo”.

Pero Ecoalf también tiene proyectos para el futuro próximo: Llenar nuestras vidas de tejidos reciclados, desde la ropa que vestimos, el calzado con el que andamos e incluso los materiales con los que se realizan algunos de los mobiliarios que utilizamos a diario, como pueden ser los rellenos de los sofás, que fabricarán con espuma reciclada.

“Yo creo que tenemos que cambiar la concepción entre el valor y el precio, y entender que no hay nada más caro que terminar de agotar este planeta y sus recursos naturales”, concluye Carol Blázquez.

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