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Acuerdo de París
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Un año de París, la punta del iceberg de la política medioambiental de Trump

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Un año de París, la punta del iceberg de la política medioambiental de Trump
Donald Trump, presidente de Estados Unidos. (EFE/ JIM LO SCALZO/ ARCHIVO)

WASHINGTON. Un año después de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunciara la decisión de abandonar el Acuerdo del Clima de París, sus acciones confirman que solo se trata de la punta del iceberg en su batalla contra las medidas de protección medioambiental existentes.

Desde que el 1 de junio de 2017 el atípico mandatario diera a conocer su decisión, su Administración ha seguido dando pasos para cumplir una de sus principales promesas de campaña: acabar con las regulaciones del Gobierno de Barack Obama, también en medioambiente.

“Nos estamos saliendo. Pero vamos a empezar a negociar y veremos si podemos llegar a un acuerdo que sea justo”, anunció Trump el 1 de junio de 2017 en la Rosaleda de la Casa Blanca, donde consideró que las bases de París eran un obstáculo para la creación de empleos: “No queremos que nada se interponga en nuestro camino”, dijo.

Un año después, la participación de EE.UU. en el pacto parece difícil bajo el mando de Trump, aunque el propio magnate ha dejado caer en diferentes ocasiones que estaría dispuesto a volver a este en caso de que se negociaran condiciones más ventajosas, desde su punto de vista.

Sin embargo, la salida aún no es oficial y ésta solo podrá ser efectiva el 4 de noviembre de 2020, un día después de las próximas elecciones presidenciales de EE.UU, pero antes de la toma de posesión del nuevo presiente, en enero, con lo que, aún si perdiese las elecciones, la decisión seguiría quedando en manos de Trump.

Medidas

La narrativa del "Estados Unidos primero", que ha dejado al país como el único en rechazar el Acuerdo de París, alcanzó su máximo exponente en materia medioambiental con esta decisión, pero no ha sido la única.

Eliminar el Plan de Energía Limpia contra las emisiones, recortar en políticas medioambientales, expandir las zonas abiertas a perforaciones petrolíferas, reducir de parques naturales, la supuesta ocultación de estudios críticos o relajar las exigencias de emisiones de los vehículos son las principales decisiones tomadas desde aquel 1 de junio.

Teniendo en cuenta todos estos pasos, el pesimismo sobre una vuelta al acuerdo durante su mandato domina en la comunidad académica y entre los activistas medioambientales.

Para Justin Farrell, investigador medioambiental de la Universidad de Yale, nada hace presagiar un cambio en el guion seguido por Trump y su gabinete, "en gran medida porque reciben las directrices de un movimiento bien financiado y organizado que ha fomentado las dudas sobre el cambio climático durante 30 años".

Otro de los aspectos que preocupa a Farrell es la atención constante mantenida por el Ejecutivo en su batalla contra la protección medioambiental: "Parece que mantienen el foco, en comparación con otras áreas en las que vienen y van", comentó a Efe.

Pese al pesimismo de cara al Acuerdo del Clima de París, el experto cree que la protección medioambiental puede encontrar aún amparo en la batalla legal emprendida desde los estados contra medidas gubernamentales, pero también en los comicios legislativos del próximo noviembre.

"Soy optimista en cuanto a las mejoras a largo plazo. En treinta años esto será visto como un bache en el camino", aseguró Farrel.

El presidente de la Liga de Votantes para la Conservación, Gene Karpinski, cree que los líderes locales y estatales han dado "un paso adelante" desde el anuncio de Trump, un esfuerzo que -auguró no cesará.

Uno de los elementos más esperanzadores es el hecho de que ningún país haya seguido a Trump en su decisión, por lo que no parece que vaya a hacer "descarrilar" al movimiento, así lo piensa Brian La Shier, del Instituto de Estudios Medioambientales y Energéticos.

Sin embargo, el anuncio de abandonar el pacto sí que supuso "un golpe a los esfuerzos globales para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero", según afirmó a Efe.

Pese a la innegable relevancia de la noticia y después de que haya transcurrido un año de la misma, aún es pronto para hacer un diagnóstico de cómo ha influido o puede afectar la salida del acuerdo, así lo piensa Jean-Christophe Domec, profesor de la Universidad Duke.

Efecto inmediato sí tendrá la reducción de fondos destinados a la investigación relativa al cambio climático, lo que "bloquea" cuatro años los avances académicos en este ámbito, de acuerdo al experto.

"Podemos trabajar en el cambio climático, pero como no tenemos fondos es difícil tener datos que apoyen lo que escribimos sobre lo que es correcto", aseguró a Efe Domec, quien asegura que en la Agencia de Protección Medioambiental (EPA) los científicos no pueden siquiera decir lo que piensan sobre el cambio climático.

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