Tres apagones masivos en nueve días: el largo problema energético de Cuba
Expertos han calificado el estado del sistema eléctrico como “preocupante” y “obsoleto”
Tres apagones masivos en Cuba en menos de dos semanas, y que han dejado a gran parte del territorio sin luz, han puesto nuevamente en alerta a la isla, pese a las promesas del Gobierno de que los cortes se reducirían significativamente este año.
El país no se ha recuperado al 100 % del último gran apagón que se registró el martes en al menos 9 de las 15 provincias cubanas (desde la central Cienfuegos hasta Guantánamo, la más oriental del país).
Aunque la empresa estatal Unión Eléctrica (UNE) ha informado que las fallas se atendieron durante la noche del martes, estimó para este miércoles que un 16 % del país sufrirá de algún tipo de corte durante el horario de mayor consumo (la tarde-noche).
La causa del corte –el tercero de esas dimensiones en nueve días– fue la afectación de líneas de alta tensión provocada por incendios forestales cercanos a las estructuras, según explicaron las autoridades.
Esta última serie de interrupciones acabaron de golpe una tregua que empezó en diciembre y se extendió hasta enero. Los apagones cedieron, en parte, por un descenso en el consumo en las casas por las bajas temperaturas (se deja de utilizar aires acondicionados y ventiladores).
Además, han vuelto a poner el foco en un problema que se ha vuelto habitual en la isla –el año pasado hubo apagones de más de 12 horas diarias– y que genera una alta irritación social.
Las últimas dos grandes protestas antigubernamentales se dieron en un contexto de crisis eléctrica generalizada: el 11 de julio de 2021 (11J) y finales de septiembre de 2022, tras el paso del huracán Ian. Aunque también hubo reclamaciones por un cambio político en la isla.
El Ejecutivo se comprometió hace semanas a que los cortes serían, como mucho, de un promedio de 3 horas diarias hasta mayo, en lo que se termina de hacer mantenimiento en las ocho centrales termoeléctricas.
El propósito es evitar una situación crítica en verano, cuando más energía se consume en los hogares.
Además, Cuba incorporó desde noviembre dos nuevas centrales eléctricas flotantes de la empresa turca Karadeniz Holding para llegar a un total de ocho.
Un problema cíclico
Expertos consultados por EFE han calificado el estado del sistema eléctrico cubano como “preocupante” y “obsoleto” y han subrayado que las últimas medidas del Gobierno han sido paliativas.
“La situación me preocupa porque quizás estamos viendo en el horizonte un colapso del sistema”, comentó a EFE Jorge Piñón, investigador del Instituto de Energía de la Universidad de Texas.
Piñón calificó los esfuerzos del Gobierno como un “parche” que no atiende el verdadero problema, que es “estructural”.
Para el economista, Cuba está en un bucle: aplica soluciones de corto plazo que ya se aplicaron hace décadas en vez de renovar la red eléctrica, y pone como ejemplo las centrales flotantes turcas.
“Esta coyuntura ya la vimos en 2004 con la instalación de los grupos de electrógenos (motores que generan electricidad a partir de la combustión interna) en Cuba”, dijo.
El académico se refiere a un período conocido como la “revolución energética” en el que se colocaron miles de estos motogeneradores para aliviar la crisis eléctrica.
En ese tiempo, de acuerdo con su análisis, se perdió la oportunidad histórica de modernizar la red de pie a cabeza, lo que, al final, condujo al contexto actual.
La economista cubana Tamarys L. Bahamonde coincide con él: “Es un círculo vicioso”.
“Estamos viendo los resultados de un sistema eléctrico nacional que tiene más de 40 años en operación con poco mantenimiento y con tecnología, en algún sentido, obsoleta”, declaró a EFE.
Difícil solución
En una intervención en la televisión estatal el pasado 16 de febrero, el ministro de Energía y Minas, Vicente de la O Levy, señaló que se necesitan “unos 250 millones de dólares anuales” para que la red trabaje en “condiciones normales”, sin contar el costo de importación de combustible. Solo en 2022, se gastaron 1.700 millones de dólares en eso.
Piñón agregó que para renovar la totalidad del sistema eléctrico se requieren 10.000 millones.
El economista añadió que aunque Cuba tuviera “mañana” los “10.000 millones”, no sería suficiente para “resolver el problema” porque el tiempo juega en su contra.
“(Se necesitan) de cinco a ocho años para recapitalizar todo el sistema”, agregó.
Tanto Bahamonde como Piñón abogaron por que el país caribeño deje los combustibles fósiles –el 95 % de la electricidad se obtiene con estas sustancias– por alternativas verdes, aunque lamentaron que no existe un plan “coherente y a largo plazo”.
Al respecto, el ministro apuntó que deshacerse de la dependencia combustible será la “solución definitiva del tema energético,” pero admitió que lograrlo será complicado porque “nuestros niveles de inversión no son tan grandes, no tenemos acceso a los financiamientos, los inversionista son atacados por el bloqueo (embargo económico de EE.UU.)”.