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Desaparición forzada en Colombia: el dolor de una madre

Esta familia llegó a este pueblo huyendo de la guerra hace 27 años, pero la guerra les persiguió.

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Desaparición forzada en Colombia: el dolor de una madre
Cementerio Universal de Medellín (FUENTE EXTERNA)

A María Inés los militares le pidieron una mula para transportar una carga, pero no supo hasta mucho después que era para llevar el cuerpo de su hijo, al que habían asesinado para hacerlo pasar por guerrillero. Se lo llevaron y no supieron más de él hasta ahora, 20 años después, cuando finalmente pudieron enterrarlo en un cementerio de Colombia.

María Inés recuerda ese momento con dolor y se lo cuenta a la Unidad de Búsqueda de Personas Desaparecidas (UBPD) entre lágrimas: los militares le pidieron permiso para bañarse en su casa y ella amablemente accedió; luego les pidió la mula y se llevaron ese "bulto". Podría haber sido la última vez que viera a su hijo.

También recuerda que su hijo Francisco Javier González Parra decía que quería irse del pueblo del occidente de Antioquia donde vivían, en el noroeste de Colombia: "Ese se convirtió en un viaje sin regreso, se convirtió en su muerte", dice desconcertada la madre.

Cuatro hijos desaparecidos

Esta familia llegó a este pueblo huyendo de la guerra hace 27 años, pero la guerra los persiguió. El 30 de agosto de 2003, Francisco salió en una mula a trabajar en una finca y nunca regresó a casa.

"Esa noche escucharon ráfagas de fusil que provenían de la montaña donde se encontraba el Ejército", explicó la UBPD. Un soldado bajó al día siguiente a avisar a una vecina de que habían matado a un "guerrillero". Pero no era ningún guerrillero.

"Los soldados lo llevaron hasta una zona plana en lo alto de una montaña y desde el cielo bajó un helicóptero que terminó de desaparecerlo", relata este organismo encargado de buscar a las 103,955 personas reportadas como desaparecidas en Colombia hasta 2016 (de las cuales 89,782 continúan desaparecidas).

En la cima de la montaña encontraron algunas prendas de Francisco quemadas y unas botas pantaneras rotas. Después de la desaparición de su hijo, la familia tuvo que huir al departamento vecino de Caldas; una vez más.

Antes de llegar a este pueblo de Antioquia, otros dos hermanos ya habían desaparecido -Jorge Enrique y José Luis, también víctimas de supuestas ejecuciones extrajudiciales-, y una vez que la familia huyó hacia Caldas, perdieron a Emilio Antonio; uno de los supervivientes cree que la guerrilla de las FARC se lo llevó.

Descansar en paz

El Instituto de Medicina Legal contactó a la familia en 2008 porque encontraron la foto de Francisco en un álbum y les explicaron que el Ejército había llevado el cuerpo al Cementerio Universal de Medellín en 2003. Sin embargo, no fue hasta el 15 de diciembre de 2021 que la UBPD pudo recuperar el cuerpo.

"Encontraron el cuerpo envuelto en un plástico negro, desnudo, en mal estado de conservación. Algunos de los huesos no se encontraron. En la muñeca del brazo izquierdo conservaba un reloj de color negro y, sobre la pelvis, un rótulo en el que se leía: 'NN VARÓN DE 15 A 20 AÑOS APROXIMADOS'", informa esta institución.

La familia González Parra finalmente pudo enterrar de manera digna a Francisco en el mismo cementerio, en un mausoleo llamado Memorias de la Ausencia, construido para víctimas de desaparición forzada. Era apenas una caja pequeña, que cabía entre los brazos de una sola persona. Por eso, María Inés pensaba que más bien cargaba a su bebé y no al joven que desaparecieron.

Pero finalmente saben dónde llevar las flores y dónde está enterrado "Franscisquito": en la zona 27 del cementerio de Medellín.

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