Pese a orden de evacuación, policía y sus cinco hijos no abandonan vivienda porque no tienen dónde ir
Ana Florenzán
SANTO DOMINGO OESTE. En el deslizamiento de tierra ocurrido el jueves pasado, donde fallecieron dos niñas y su madre, en un sector de Herrera, quedó una familia de siete miembros de un segundo teniente de la Policía Nacional, con una advertencia pegada en la pared del frente de su casa que dice: “Precaución. Prohibido habitar. Local evacuado por la Defensa Civil”.
En la casa que lleva más de una década en construcción, con un techo mitad zinc y mitad concreto, nacieron los últimos hijos del policía , que ahora no tienen a dónde ir y que a pesar de la advertencia de la Defensa Civil , continúan viviendo en la casa que tiene de patio, una loma, la misma en la que se originó el derrumbe, que derribó la casa en la que vivía la familia de dos niñas, la madre, el padre y una abuela, y de la que solo sobrevivieron el padre y la abuela, el pasado jueves en el sector Palmar de Herrera, del municipio Santo Domingo Oeste.
El segundo teniente no quiso revelar su nombre ni ofrecer amplios detalles a la prensa, explicó que no tenía a dónde ir con su cincos hijos y su esposa, y que lleva su vida construyendo ese hogar para su familia y que espera una respuesta de la Policía Nacional sobre la posición que debe tomar sobre la situación.
Dijo que de su salario poco a poco ha construido su hogar con los años, con su familia dentro y ahora no puede salir con sus hijos a ningún lugar, que esa es la razón por la que aún no ha podido obedecer la advertencia que le hizo la Defensa Civil.
Locales alrededor del derrumbe quedaron evacuados, así como el padre y la abuela de las niñas fallecidas.
El Ministerio de Obras Públicas, el Instituto Nacional de la Vivienda, la Defensa Civil y otras entidades, hicieron una investigación del lugar, de la que vecinos desconocen detalles.
Danilsa Peña Méndez y sus hijas Franyeli y Yareli fueron sorprendidas a las 9:30 de la noche del jueves por un derrumbe de rocas que cayeron en su humilde casa, quitándoles la vida.
Ana Florenzán
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