Liderazgo en la Policía
No hay caso criminal en el que no aparezca ligado un agente de la Policía Nacional.
Esto es una vergüenza para el país, para los propios agentes policiales que en su gran mayoría son gente honesta y cumplidora de la ley, y para la institución del orden.
Esto no puede seguir así.
La Policía no puede ser menos confiable que los delincuentes. La población tiene que ser cuidada por una fuerza del orden que no solo sea eficiente, sino también respetada.
Muchos buscan explicaciones en los bajos salarios, el inadecuado entrenamiento y la escasa supervisión. Todo eso es verdad, pero lo que más falta en la Policía es liderazgo moral.
El raso que delinque vio a un oficial hacer cosas non sanctas. El mal ejemplo cunde y corroe la institución policial.
Si bien es cierto que se debe aprobar la Ley de Reforma Policial, se debe admitir que la fiebre no está en la sábana. Se requieren medidas concretas de liderazgo activo en la Policía.
Por ejemplo: antes se tenía la costumbre de reunir a la tropa en los diferentes cuarteles y destacamentos y arengarla cada mañana. Eso hay que rescatarlo. Los subalternos tienen que ver el compromiso de sus jefes. Tienen que apreciar la vigencia de la doctrina y deben saber que sus pasos están siendo vigilados y que su sacrificio se aprecia.
Los primeros que tienen que dar el ejemplo son los jefes. El jefe, aunque sea un cabo, tiene que ser un líder para sus subalternos.
Porque esto está fallando es que la Policía está en crisis.
atejada@diariolibre.com
Adriano Miguel Tejada
Adriano Miguel Tejada