Los informales

Una noticia muy preocupante. La informalidad laboral, que de acuerdo a los datos oficiales venía mostrando una tendencia a la baja, ha vuelto a repuntar. Ya el 50,7% de los empleos son informales. Y de los que se crearon el año pasado, el 57%. Son datos oficiales.

Las cifras suelen ser frías, pero esta es impactante. Casi la mitad de los trabajadores dominicanos son informales. Con esa magnitud, es un “sector” tan importante como cualquier renglón económico que se quiera considerar. Solo que no se puede regular. Aunque se cuantifique.

Así, el sueño de un sistema de pensiones, por ejemplo, es prácticamente un espejismo en el que nos hemos empeñado en creer. La famosa bancarización, otra quimera. Un sistema de recaudación de impuestos más equitativo... un imposible.

En otros países la economía informal se trata como economía sumergida. Aquí está bien en la superficie. Sin el sector informal, sería imposible la paz social que al fin y al cabo tenemos. Sin la informalidad, no existirían esas redes de apoyo en la que se sostienes miles, cientos de miles de familias. Sin la informalidad y sin que esto sea un alegato de defensa, bien al contrario, el país apenas crecería.

No somos una excepción. El 60% de los trabajadores de todo el mundo son informales. Explica la OIT que la informalidad implica una falta de protección social, de derechos en el trabajo y de condiciones de trabajo decente, y para las empresas significa baja productividad y falta de acceso al crédito. El nivel de educación, el medio rural o urbano, la pobreza (como causa y como efecto)... son muchos los factores que inciden en el nivel de informalidad de la fuerza laboral de un país.

Toca, a todos, frenarla.

Inés Aizpún