Batalla ideal
Idealmente, la batalla contra la inflación debería ser ganada aumentando la producción de bienes y servicios.
Idealmente, la batalla contra la inflación debería ser ganada aumentando la producción de bienes y servicios. De ese modo habría una mayor cantidad de productos disponible para la venta, lo cual, si la demanda por ellos no varía, provocaría que sus precios descendieran.
En las condiciones inflacionarias actuales, los gobiernos han estado buscando formas de incrementar la producción, especialmente de bienes que desempeñan un papel significativo en la composición de la canasta básica de consumo. Pero en adición a las medidas tomadas con ese propósito, los gobiernos recurren a políticas encaminadas a reducir la demanda, como es el caso de las alzas en las tasas de interés.
Cabría preguntarse por qué no es suficiente tratar de incrementar la oferta, sin tener que aplicar también disposiciones para reducir la demanda. La respuesta se encuentra en la diferencia en la efectividad de las medidas. Estando ya inmersa la economía en un proceso inflacionario, el camino más directo, y por ende más rápido, es actuar sobre la demanda. Y en ese sentido el tiempo apremia, porque la persistencia de la inflación incide sobre los determinantes de la estabilidad y el crecimiento económico, afectando la inversión, el ahorro, el nivel de vida y la rentabilidad de las fuentes de trabajo. No hay, por lo tanto, tiempo que perder.
La esperanza de que las medidas restrictivas derroten la inflación, sin causar daños colaterales sobre el empleo y la expansión del PIB, suele ser ilusoria. A pesar de ello, esa esperanza persiste en la generalidad de los países, incluso en los desarrollados, cuando esa clase de medidas son aplicadas.
En un artículo reciente, el afamado economista Lawrence Summers, profesor en la Universidad de Harvard, y otros dos autores, exhortan a no dejarse llevar por esa ilusión. Señalan que la evidencia empírica demuestra la imposibilidad de combatir la inflación por la vía de restricciones a la demanda, sin que se eleve la tasa de desempleo.