¿Qué dirá febrero de mayo…?

No hay duda de que las elecciones municipales a celebrarse este próximo domingo impactarán las presidenciales y congresuales de mayo. Pero su influencia básicamente residirá en la percepción ciudadana y el ánimo de las militancias partidarias, pues se sabe que en los procesos locales operan factores que no necesariamente se reflejan en el escenario nacional. 

Desde el PRM se proyecta una sensación de barrida electoral. Entre los municipios ganados en el veinte y aquellos que atrajo el aroma del poder, el perremeismo controla dos terceras partes de la municipalidad. Mantener esas altísimas cuotas de poder les resultará determinante, pues aún ganando una amplia mayoría de las plazas, su relato triunfalista podría salir debilitado si al mismo tiempo reducen los municipios que controlarán a partir de abril del 2024. 

Pero más importante aún será comprobar si el PRM obtendrá una votación municipal consolidada que supere el cincuenta más uno necesario para retener el poder en una primera vuelta electoral… Y es que no alcanzar esa meta insuflaría la narrativa opositora y les daría aliento a quienes tienen todos los huevos de sus canastas puestos en un posible balotaje. 

Para al PLD el reto será superar a su aliado verde tanto en votación como en cantidad alcaldes. Los morados mantienen que a pesar de las renuncias de dirigentes y la debilidad que muestran en las encuestas, cuentan con una estructura electoral robusta que se evidenciará a la hora de contar los votos… Pero si las votaciones moradas resultaran pobres y cosecharan sonoras derrotas en municipios de importancia ---donde por demás sus candidatos encabezan la alianza---, el peledeísmo quedaría en condiciones muy precarias de cara a la contienda presidencial. 

Por su parte la Fuerza del Pueblo deberá demostrar que a diferencia de la percepción generalizada, son más que un partido con un líder fuerte, pero sin estructuras. La forma de medir su éxito no será compleja. Depositaron en la Junta Central Electoral un patrón de dos millones de militantes, lo que supone sería su piso electoral. Por lo que quedar muy lejos de esa cifra desinflaría inmediatamente la burbuja. 

Y si bien el proceso de mayo es el que más expectativas despierta. Casi cuatro mil puestos electivos por el que compiten sobre 19 mil candidatos, hacen de las municipales unas elecciones mucho más complejas de montar. 

La ciudadanía se muestra confiada en el órgano electoral, pero aún guarda en su memoria la traumática experiencia de febrero del 2020.  En consecuencia, la Junta está en el deber de organizar unas elecciones ejemplares y transparentes que fortalezcan su credibilidad de cara a mayo, cuando estará en liza el verdadero poder político. Con las consabidas pasiones y desenfrenos que estos procesos despiertan.

Óscar Medina