Paren aquí porque las dejan pasar...
Por tanto, la culpa no es de ellas...
El problema es que cruzan la frontera, y después que están aquí hay que atenderlas. ¿Cómo dejarlas parir a la intemperie?
Si no cruzaran la frontera, no estarían aquí y no habría que atenderlas.
¿A qué rasgarse las vestiduras si se trata de un hecho dado y comprobado, que todo el mundo ve, que todo el mundo sabe, y que solo de tiempo en tiempo produce alarma?
Más de lo mismo. Un negocio consentido y cómplice en que los involucrados se lavan la mano con agua sucia, contrario a Pilatos, y todos por lo tanto culpables.
Dirán que el organizador del viaje de Haití a República Dominicana, dirán que el Cesfront que voltea la cara, dirán que el director del hospital que permite el internamiento.
Nadie dirá de la embarazada, que sería la víctima, aunque a conciencia, convenida y atendida con humanidad comprada. Un negocio pro vida que merece reconocimiento.
Las haitianas vienen a parir, no a abortar, siendo en su conducta y actitud motivo de admiración.
Cuando se acaben los reportajes, y en el país o en la frontera haya asuntos nuevos de que ocuparse, las parturientas tendrán sosiego.