Ya nadie se queda dao...
Ahora, todos acuden a la justicia electoral
Los partidos tienen que preguntarse por qué los aspirantes a cargos electivos que se sienten burlados no dejan la cosa así, como en el pasado, y protestan ante la Junta o apelan en el Tribunal.
La respuesta podría ser única, pero igual mezclada, como la espirituosa bebida de los escoceses.
Por ejemplo.
Una mayor conciencia de sus derechos políticos o entereza suficiente para resistir el atropello. La resignación no parece figurar en la agenda de los candidatos.
Considerarse por igual la existencia de las llamadas altas cortes, ante las cuales puede recurrirse y encontrar amparo. Un primer caso victorioso fue suficiente y los demás hicieron camino al andar.
La autoridad del partido tampoco inspira el respeto de otros tiempos, y cuando no se la denuncia, se la acusa, o de mal manejo o peor trato.
La pregunta y la respuesta no serán por ahora, pues ya con el palo en las costillas, no queda más que aguantar el dolor. Pero sí más adelante, cuando la experiencia sea pasado, y sobre todo se haya recogido el fruto amargo de la actual cosecha.
Si no quedan cuentas en el rosario ¿cómo rezar los padre nuestro que resten?
Diario Libre
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