La falta de árbitros
Existe mucha gente que quisiera que el país se quedara sin árbitros que mediaran los diferentes conflictos que surgen en las instituciones y en la sociedad.
En las naciones que han logrado institucionalizar sus procedimientos, los árbitros naturales son los organismos públicos y privados que tienen la credibilidad suficiente para que los resultados de los acuerdos sean aceptados.
Pero en países de escasa institucionalidad, la presencia de personas e instituciones con credibilidad y vocación para arbitrar conflictos, es absolutamente indispensable para el logro de la paz social.
En nuestro país, si no hubiese existido monseñor Agripino Núñez Collado y la iglesia católica, el país hubiese vivido días negros en décadas pasadas.
La ausencia de árbitros confiables se está viendo en los partidos políticos, en los conflictos empresariales y en las protestas sociales. Es preciso para la paz y tranquilidad del país que aceptemos a personalidades reconocidas por su equilibrio y mesura para que intercedan en los conflictos y ayuden en la búsqueda de soluciones, en lo que llega la anhelada institucionalización.