La Junta
La Junta Central Electoral está haciendo el trabajo que se espera de un árbitro: aplicar las reglas del juego sin favor ni temor. Eso, por supuesto, molesta a los partidos, acostumbrados a actuar como chivos sin ley.
Sin embargo, no hay otra forma de garantizar un torneo electoral que pueda ser considerado limpio.
Por supuesto, todavía persisten numerosos vicios en el sistema que sería pedir demasiado aspirar a que puedan ser borrados en unas elecciones, pero se debe reconocer que el sistema electoral dominicano es uno de los que más reformas positivas han tenido hasta lograr los niveles de hoy día.
Lamentablemente, como los partidos no tienen la hombría ni la honradez de aceptar resultados que les sean adversos, buscarán hasta debajo de las piedras los motivos de queja. De eso es de lo que debe cuidarse la Junta: debe mostrar y demostrar a los partidos que el sistema de conteo de votos que será puesto en vigencia en estos comicios es confiable a toda prueba. Asimismo, tiene que mantenerse vigilante ante el uso de los recursos del Estado.
Diario Libre
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