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Una nueva oportunidad para Venezuela: negociación de México

Las negociaciones están corriendo desde el año 2021

Desde agosto del 2021 empezó un proceso de negociación entre el gobierno de Nicolás Maduro y la oposición política venezolana, teniendo como país anfitrión México y como país facilitador Noruega, así como el apoyo directo de varios presidentes del mundo. Se trata de la negociación entre la Plataforma Unitaria, representada por Gerardo Blyde y el gobierno chavista, representado por Jorge Rodríguez.

Este proceso es, junto a la Mesa de Negociación y Acuerdo de Caracas del 2002 – 2003 impulsada por la OEA, el PNUD y el Centro Carter, el más importante y a la vez diferente a los realizados en el pasado entre el chavismo gobernante y la oposición. No por la buena voluntad de los actores involucrados, sino por las causas que la motivan: la guerra entre Rusia y Ucrania. Es la importancia geoestratégica del petróleo venezolano lo que posibilitan estas negociaciones.

En esta mesa se acordó recientemente utilizar 3 mil millones de dólares de fondos bloqueados en el extranjero para ser destinados a programas y proyectos sociales para necesidades básicas en salud y educación, así como paliar las deficiencias del sistema eléctrico de Venezuela y atender los daños que han producido las fuertes lluvias que han caído en Venezuela.

Una vez se firmó este acuerdo en México entre el chavismo y la oposición, EE. UU anunció que le otorgaba una licencia ampliada a la petrolera Chevron Corporation para que retome sus operaciones de extracción y exportación de petróleo venezolano.

Es decir, mientras se negociaba en Ciudad de México, también se negociaba en Washington, D.C. entre el gobierno venezolano y PDVSA, con la empresa petrolera Chevron Corporation y el gobierno de Joe Biden. Igualmente había otras negociaciones en marcha que dieron como resultado la liberación de familiares de la esposa de Nicolás Maduro, señora Cilia Flores.

Según Gerardo Blyde “Ahora es que viene el proceso de negociación …donde se va profundizar en muchos otros temas. Incluyendo los derechos humanos, los presos políticos. ¿Cuál escenario podríamos tener para abordar estos temas, si no hay una negociación en marcha?”. Evidentemente ahora es que deberán tratar temas verdaderamente complejos de política interna de Venezuela, que empiezan con la garantía de elecciones limpias, libertades públicas hasta la eliminación de sanciones internacionales contra el gobierno de Venezuela.

Quiero resaltar que una de las razones por la cual los procesos de negociación en Venezuela no han tenido sus frutos para encaminar ese gran país hacia institucionalidad democrática, es porque desde el gobierno siempre se han ocupado, por todas las vías ilegitimas y algunas legitimas, en desarrollar muchas alternativas de no acuerdo con la oposición, fuera de la mesa de negociación, para satisfacer sus intereses y objetivos.

Por eso vemos como el gobierno ha manejado la relación con Irán para conseguir apoyos concretos, incluyendo temas técnicos. La manipulación del poder judicial, Tribunal Supremo de Justicia, para conseguir anulaciones y decisiones que le favorecen, control total del Consejo Nacional Electoral (CNE) y de las instituciones del Estado, agregándole a esto la capacidad para dividir y fragmentar la oposición política. De modo que, la tradición ha sido que el chavismo no ha tenido la necesidad de ponerse de acuerdo con la oposición para satisfacer sus intereses, en especial sabiendo que los mismos – los del gobierno – no son de libertad, transparencia ni democracia.

En cambio, los intereses y objetivos políticos del pueblo y parte de la oposición de Venezuela, que son un proceso electoral libre, transparente, legitimo capaz de generar alternabilidad democrática, instituciones democráticas honestas e imparciales, depende, en gran medida, de la posibilidad de ponerse de acuerdo con el gobierno.

Y esta asimetría de poder ocurre, mientras la oposición, en vez de unirse y tener vocerías y acciones políticas orquestadas, movilización y articulación social cohesionada para aglutinar poder, se ha ido fragmentando y dividiendo cada vez más.

En esencia, no había precedente histórico en el proceso venezolano por el hecho de que son los intereses y objetivos geopolíticos de occidente lo que han impulsado y articulado esta mesa de negociación, la cual afortunadamente tiene muchos veedores, colaboradores y protocolos internacionales de alto calibre que esperamos ayuden a salir adelante al gran pueblo de Venezuela que hace más de 20 años empezó el camino de “hacer la Revolución para salvar a los pobres” y rápidamente continuó “matando a los pobres para salvar la Revolución”.

Honestamente, grandes expectativas no debemos tener. Pero sí veo posible que se produzca una suerte de nuevo Pacto de Punto Fijo reducido, limitado. Haciendo posible la alternabilidad a nivel congresual y mandos menores. No a nivel presidencial.

El gobierno se representa a sí mismo y sus intereses, que siempre es más fácil y directo; por su parte a la oposición le corresponde representar a los ciudadanos, que es siempre más complejo e indirecto. Si estos últimos no comprenden esto, estarán dejando por fuera de la ecuación lo más importante, a la gente, a los venezolanos.

Mientras se negociaba en Ciudad de México, también se negociaba en Washington entre el gobierno venezolano y PDVSA con la empresa petrolera Chevron Corporation y el gobierno de Joe Biden. Había otras negociaciones en marcha que dieron como resultado la liberación de familiares de la esposa de Nicolás Maduro.

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Nelson Espinal Báez Associate MIT - Harvard Public Disputes Program at Harvard Law School. Presidente Cambridge International Consulting.