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Se supone

Los casos de David de los Santos, José Gregorio Custodio y Richard Báez, muertos en custodia policial, levantan muchas dudas sobre la Policía Nacional.

Se supone que los ciudadanos se sientan más seguros que nunca cuando la Policía Nacional aparece en escena. Se supone. Suponemos mal, sin embargo, los que creemos eso en estos tiempos en República Dominicana.

Las últimas semanas se han registrado tres casos en el país que nos han sacudido en ese sentido, sobre todo, el último, el del joven David de los Santos, que fue precedido en una fatídica lista por José Gregorio Custodio y Richard Báez.

Estos tres seres humanos sufrieron del mismo mal, fueron detenidos por la Policía Nacional y acabaron muriendo en un hospital tras ser molidos a golpes, presumiblemente, en algún destacamento policial sin que se sepa con certeza quién fue el responsable.

En un país de ley y orden ningún sospechoso de delito debe morir mientras está en las manos de las autoridades. Ninguno, por más abominable que sea la imputación en su contra. Los policías tienen el deber de cuidar de esa persona con recelo y garantizar su integridad física por sobre todas las cosas. Los agentes policiales son los garantes de que ese ser humano sea llevado a un juicio justo para que sea condenado o liberado y que viva para experimentar cualquiera de los dos escenarios.

Tenemos tres hombres a los que les fue negada esa posibilidad y guardan en común el hecho de que fueron arrestados y llevados en plena salud a las estaciones policiales, para luego acabar muertos en un hospital.

La Policía Nacional se ha hecho de la vista larga y ha asumido defensas increíbles en cada uno de los incidentes. En el caso de David de los Santos esgrimieron dos vertientes: la primera fue la teoría de una autoagresión y la segunda la hipótesis de que fueron los reclusos que acompañaban al joven quienes lo golpearon.

Lo diré directamente y sin pelos en la lengua: no creo lo que dice la Policía Nacional y me da pena, porque soy hijo de un policía en Puerto Rico y sé lo que esos servidores públicos padecen.

Pero en estos casos y en muchos otros los policías no han hecho lo que se supone que les corresponde y se han tomado el abuso como arma implacable. Ahora toca hacer justicia y se supone que se encuentre a los culpables. Una vez más, se supone.

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Periodista puertorriqueño y Subdirector de Diario Libre. Ganó el Premio Nacional de Literatura Puertorriqueña, Categoría Periodismo, en 2018, por sus columnas en el periódico El Nuevo Día, del cual fue Director Asociado.