Haití: peligro ambiental
El presidente Luis Abinader, en su alocución ayer ante las Naciones Unidas, pidió al mundo que busque Google Earth y mire la diferencia que existe entre un lado y el otro de la frontera en La Española
El presidente Luis Abinader, en su alocución ayer ante las Naciones Unidas, pidió al mundo que busque Google Earth y mire la diferencia que existe entre un lado y el otro de la frontera en La Española. De una parte está el frondoso territorio dominicano y, de la otra, la deforestada tierra haitiana.
Ese ejercicio que pidió Abinader lo hice, no por Google Earth (cosa que repetí antes de escribir esta columna), sino desde un avión hace casi 30 años. Volaba desde San Juan hacia Puerto Príncipe en un American Eagle y el piloto dijo por el intercomunicador: "miren a su derecha y verán dónde empieza Haití y dónde acaba República Dominicana". Jamás olvidaré aquella imagen terrible, que presentó dos caras tan diferentes de un mismo pedazo de tierra. En esos casi 30 años, las cosas en Haití no han mejorado, mientras en República Dominicana se han creado reservas enteras para proteger ecosistemas de flora y fauna. Ha sido un desarrollo completamente desigual, como ha sido la historia de estos países, atrapados en un mismo espacio, con realidades diametralmente opuestas y creencias disímiles.
Lo cierto es que Haití se convirtió hace años en un peligro ambiental, pero nadie se ocupa del asunto, porque no les toca de cerca, lo cual no es el caso de República Dominicana. El conflicto provocado por el canal en el Masacre es fruto de todo ese mal manejo ambiental. No es algo de ahora, lo que ocurre es que el río no era importante cuando llovía a cántaros y fluía con suficiente agua para todos. Con el paso del tiempo, eso ha cambiado. La deforestación en el lado haitiano de la isla debe haber alterado el ciclo del agua y perjudicado la producción natural del líquido en la isla entera. Entonces, vemos un Masacre corto de caudal y unos "emprendedores" haitianos buscando asaltarlo para depredarlo, lo cual es un crimen. En eso estoy de acuerdo con la República Dominicana. Haití ha sido un criminal ambiental por décadas y su oligarquía ha fomentado la destrucción de sus recursos naturales sin freno. Ahora quieren hacerlo con el agua y no debe permitirse, por lo que es hora de que la ONU haga su parte y medie en este conflicto, que más que una queja dominicana, es un problema de cambio climático.
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