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Galas de premios: ¿con o sin presentador?, he ahí la cuestión

Ser elegido presentador daba glamur y reconocimiento. Ahora se ha convertido en un encargo de alto riesgo

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Galas de premios: ¿con o sin presentador?, he ahí la cuestión
Detalle de estatua de Óscar con el fondo de una imagen del presentador Jimmy Kimmel. (EFE/MIKE NELSON)

Siguiendo la estela de los Óscar de este año, la gala de los Premios Emmy puede que tampoco tenga presentador. Puede resultar sorprendente, pero no es la primera vez que sucede: la última vez que no tuvieron nadie al frente de sus entregas fue en 1989, en el caso de los Óscar, y en 2003, en los Emmy.

Presentar una gala de premios se convierte en una tarea de alto riesgo para quién esté dispuesto a hacerlo. Estar al frente de una de estas presentaciones que son vistas por millones de televidentes puede sumir en las críticas más crueles a personajes afamados y reputados del mundo de la televisión o el cine.

Los premios Óscar se quedaron este año sin maestro de ceremonias y, según publicaron medios especializados, la gala fue tremendamente tediosa y encorsetada.

Empezaron con Queen y acabaron con Julia Roberts despidiendo al equipo del filme “Green Book”. Una voz en “off” iba anunciando a los que entregaban los premios, en una concatenación de personajes que iban y venían sin nadie que cohesionase el espectáculo.

Y, según publica la revista especializada Variety, los premios de la Academia de televisión, los Emmy, siguen el mismo camino.

Antes, ser elegido para presentar los Óscar o los Emmy daba glamur y reconocimiento. Ahora se ha convertido en un encargo de alto riesgo. El perfecto maestro de ceremonias es un personaje famoso, de una selecta lista, que atraiga a los espectadores, que pueda ensayar las semanas previas y que sea capaz de dirigir más de tres horas de directo.

Las redes sociales no han facilitado la tarea. Las críticas y los comentarios son instantáneos, en tiempo real, y se puede medir el pulso de la gala siguiendo una simple etiqueta en Twitter.

“Es un trabajo duro y, en cierta manera, un trabajo ingrato”, dijo Jimmy Fallon, presentado de “The Tonight Show” a la revista Variety.

Ellen DeGeneres, otra veterana en el rol de presentadora, coincide con Fallon en lo complicado de la tarea. Según dijo a la misma revista, “es un trabajo duro por las expectativas, todo lo que está en juego y lo tensa que puede ser la energía en la sala”.

Para toda esta controversia, Fallon propone una salida. Aunque cada año los Emmy son emitidos por una cadena de televisión diferente –esta edición está a cargo de FOX-, debería haber un único presentador durante diez años. “Y sería con un:, ‘¡te guste o no, este es nuestro anfitrión!’ Así que, disfrútalo”.

LO MEJOR Y LO PEOR

Es difícil establecer cuáles han sido las peores o mejores galas de los premios Óscar y Emmy porque, aunque hay corrientes mayoritarias, sobre gustos no hay nada escrito.

Según los datos de audiencia, las últimas tres ediciones de los Emmy (desde 2015) han ido a peor. El dato más bajo desde 1987 fue el del año pasado, con 10 millones de espectadores. Muy lejos del mejor registro, en 2000, que rozaba los 22 millones.

En el caso de los Óscar, desde el año 2000, la cifra más baja de seguidores se registró también en 2018, con 26 millones de espectadores. En el lado opuesto está la retransmisión del año 2000, con más de 46 millones.

Sin embargo, no siempre hay una correlación entre los espectadores y la calidad de la gala. Hay ceremonias que, aunque no tuvieron peores audiencias que otras, quedaron grabadas en las páginas de los medios como algunas de las más catastróficas, aburridas, vulgares o, simplemente, malas.

En el caso de los Óscar, son recordadas como las peores por la mayoría de los medios las que tuvieron como maestros de ceremonia a David Letterman (1995), Chavy Chase (1988), Seth MacFarlane (2003) y a James Franco y Anne Hathaway (2011).

Tal vez hayan sido estos últimos los que han soportado el mayor aluvión de críticas. No tenían ninguna química sobre el escenario y el estado, aparentemente casi comatoso del actor, no pasó desapercibido.

En el caso de los Emmy, el dudoso honor de ser el peor presentador posible recae en Tom Bergeron, Heidi Klum, Jeff Probst y Ryan Seacrest, por la gala del 2008, y en Bryan Gumbel, por la edición de 1997.

Sin embargo, ha habido otras ceremonias aclamadas y disfrutadas por público y crítica. A sus mandos estaban Ellen DeGeneres, tanto en los Óscars de 2007 y 2014, con su selfi abarrotado de estrellas, como en los Emmy de 2001, tras los atentados contra las torres gemelas en Nueva York.

Whoopi Goldberg convenció en 1994, 1996, 1999 y 2002; Steve Martin, en 2003; Billy Crystal, en numerosas ocasiones, entre 1990 y 2012.

Y, según medios especializados, Bob Hope merece una mención especial por las 19 ocasiones en las que se subió al escenario para dirigir la entrega de las estatuillas más famosas del cine.

Las ediciones de los Emmy conducidas por Jimmy Fallon y Neil Patrick Harris, en 2010 y 2009, respectivamente, tuvieron una muy buena crítica y acogida. Aunque Harris no tuvo la misma repercusión positiva cuando presentó los Óscar el año 2015.

Por Manuel Noriega.

EFE/REPORTAJES

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