Jada Pinkett, más allá de la discordia de los Oscar
La actriz comenzó su carrera interpretativa en los noventa y en los últimos años ha compartido en su programa “Red Table Talk” algunos de los desafíos y dificultades que ha atravesado
Jada Pinkett se vio arrastrada al centro de la polémica en la última edición de los Óscar cuando Chris Rock hizo lo que para unos fue una broma desafortunada y para otros una burla hiriente sobre su cabeza rapada y su marido, Will Smith, subió al escenario para darle un bofetón. Tras el bochornoso espectáculo con trasfondo machista, se ha hablado de la relación y la lucha de Pinkett con la alopecia. La actriz, que comenzó su carrera en los noventa, ha hablado abiertamente sobre esta afección y otros desafíos y dificultades de su vida a lo largo de los años.
Pinkett nació en 1971, en Baltimore, Estados Unidos. Su madre era muy joven cuando se quedó embarazada de ella. “Sabía que mi madre y mi padre tenían una relación muy violenta desde el principio”, dijo Pinkett en 2018 en “Red Table Talk”, programa que comparte con su hija y su madre. “Ella tiene un par de cicatrices en su cuerpo que yo, de niña era simplemente curiosa, le decía como ‘Oh, mami, ¿qué es eso?’”, continuó.
“Una vez me puso un ojo morado y traté de ocultárselo a mamá, pero ella lo vio”, dijo Adrienne Banfield-Norris, la madre de la actriz, según recogió Entertainment Tonight online. Y también habló del momento en el que dijo basta. “Pero sé cuándo ya es suficiente y tienes que salir de ahí. Y en realidad corrí por mi vida”, contó.
Pinkett se crio en un barrio de Baltimore llamado Park Heights. “Cuando pienso en quién era, viviendo en Baltimore y cuáles eran mis ideas de supervivencia, y el tipo de actividades en las que estaba involucrada a los trece años… Iba a ir a la cárcel o iba a ver una tumba. Esas eran mis dos opciones, porque te quedas atrapada en una mentalidad”, comentó Pinkett a American Way, según se hizo eco la edición estadounidense del Huffington Post.
Allí asistió al Baltimore School for the Arts, cuyos pasillos compartió con el rapero Tupac Shakur, asesinado en 1996, de quien era amiga. A pesar de las dificultades, Pinkett está agradecida por haber crecido en el lugar en el que lo hizo. “Cuando veo mi adolescencia y todo lo que ocurrió allí, estoy muy agradecida de la adversidad que pasé porque cuando vine a Los Ángeles fue pan comido”, comentó Pinkett en un vídeo de la iniciativa Makers.
La actriz se mudó a la ciudad para labrarse una carrera en la interpretación tras estudiar un año en la North Carolina School of Arts. En 1991 llegó su gran oportunidad en la serie “A Different World”. “Realmente me puso en el mapa. Fue el primer papel que tuve que me proporcionó la exposición que me dio las oportunidades de protagonizar películas”, dijo a Entertainment Weekly.
Adicciones
A este título le siguieron otros en los noventa y los dos mil como “Menace II Society”, “The Nutty Professor”, “Return To Paradise”, “Ali”, “The Matrix Reloaded”, “The Matrix Revolutions”, “Collateral” y “The Women”, entre otras. Ya en la segunda década del nuevo milenio, formó parte del reparto de otros proyectos como “Magic Mike XXL”, “Bad Moms” y “Gotham”, entre otros. También ha participado en la reciente “The Matrix Ressurrections”.
Pinkett ha hablado abiertamente en diferentes ocasiones de las dificultades que ha atravesado y de aspectos de su vida privada, como las adiciones a las que hizo frente. “Mira, yo también era una borracha violenta, por eso tuve que dejar de beber”, dijo en el episodio, mencionado anteriormente, en el que hablaron de la violencia machista que su padre ejerció sobre su madre.
“Tuve mis propias adicciones que tuve que superar”, dijo en otra cita de su programa. “Me hizo darme cuenta de que gente realmente genial se queda atrapada”, añadió. “Cuando era más joven, definitivamente creo que tenía algún tipo de adicción al sexo, sí, que todo podía arreglarse con el sexo”, se sinceró la actriz. “Luego me convertí en una adicta al gimnasio”.
En otro momento de su vida, relató, se dio cuenta de tener un problema con el consumo de alcohol. “Recuerdo haber tocado fondo una vez que estaba sola en casa y tomé dos botellas de vino e iba a por una tercera”, recordó. “Y fue como: ‘Espera. ¿Estás en esta casa sola yendo a por tu tercera botella de vino? Puede que tengas un problema”.
En 2018, Pinkett hizo público que le habían diagnosticado alopecia, caída o pérdida patológica del cabello, una condición altamente estigmatizada en mujeres. “He estado recibiendo muchas preguntas sobre por qué he estado llevando este turbante. Bueno, he estado teniendo problemas con pérdida de cabello”, reveló entonces Pinkett en su programa.
“Fue aterrador cuando empezó. Estaba en la ducha un día y tenía la mano llena de pelo y fue como ‘Oh, Dios mío, ¿me estoy quedando calva?”, recordó entonces Pinkett. “Willow [su hija] me hizo hacerlo porque era hora de dejarlo ir”, escribió en una foto publicada el año pasado en una red social en la que se mostró con el pelo rapado, que mantiene hasta hoy.
Pinkett está casada desde diciembre de 1997 con el actor Will Smith, al que conoció cuando hizo una prueba para “The Fresh Prince” en 1994. En 1998, nació su primer hijo en común, Jaden, segundo para Smith, que tenía otro de una relación anterior. Dos años después, llegó al mundo su hija Willow.
Su relación también ha sido objeto de escrutinio a golpe de rumores de infidelidad, separaciones y sobre la naturaleza de su matrimonio. En 2013, la actriz escribió un post en una red social que comenzaba con la pregunta ¿matrimonio abierto? “Así es como voy a cambiar mi declaración. Will y yo, ambos, podemos hacer lo que queramos, porque confiamos el uno en el otro para hacerlo. Esto no significa que tengamos una relación abierta, esto significa que tenemos una relación adulta”.
En septiembre de 2021, Smith habló sobre esto en una entrevista con la edición estadounidense de GQ. “Nos hemos dado confianza y libertad el uno al otro, con la creencia de que cada uno tiene que encontrar su propio camino. Y el matrimonio no puede ser una prisión para nosotros”, dijo el actor a la revista.
(Texto: Mateo Castillo)