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Reina Isabel II
Reina Isabel II

Isabel II, pilar del Reino Unido moderno

La reina siempre disfrutó de una gran popularidad, dentro y fuera de las fronteras británicas

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Isabel II, pilar del Reino Unido moderno
Tras la muerte de Isabel II, su hijo Carlos hereda el trono británico. (EFE/EPA/STR)

"Isabel II es la roca sobre la que se construyó el Reino Unido moderno", así la ha calificado la recién nombrada primera ministra Liz Truss que en su primer discurso desde la puerta de Downing Street, rindió un sentido homenaje al "gran legado" de Isabel II, de la que dijo: “Inauguró una nueva era de la historia británica”.

Ha sido la única reina para generaciones enteras no solo de británicos, sino del mundo. Incluso los críticos de la monarquía han resaltado la dedicación y el tesón de la reina. Bajo su reinado, la monarquía británica, se ha modernizado, acercándola más al público y adaptándose a los cambios

Aunque se le conoce como la reina de Inglaterra, era la jefa de Estado de 15 países más. Como tal se ha dirigido en dos ocasiones a la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York en 1957 y en 2010. El entonces secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, ya la llamó “símbolo vivo de gracia, constancia y dignidad”.  

En los más de 70 años de su reinado, ha visto pasar 14 presidentes de EE. UU. y a 15 primeros ministros de Reino Unido. Isabel II se convirtió al final de su reinado en icono británico, testigo de la transformación del Reino Unido y ella misma historia viviente.

No estaba destinada a reinar

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Uno de los momentos más complicados en el reinado de Isabel II fue la muerte de Diana de Gales, en 1997, entonces separada de su hijo Carlos. Los tres aparecen en esta imagen fechada en Londres el 27 de marzo de 1981. (CENTRAL PRESS PHOTOS)

Nacida el 21 de abril de 1926 en Londres, Isabel fue la hija mayor del rey Jorge VI y la reina Isabel y tercera en la línea de sucesión al trono, después de su tío, el rey Eduardo VIII, y su padre, pero su futuro dio un giro inesperado con 10 años de edad, al abdicar su tío para casarse con la divorciada estadounidense Wallis Simpson.

Isabel se convierte así en heredera al trono al asumir su padre, el príncipe Alberto, el reinado en 1937 como Jorge VI. “Lilibet”, como era conocida, recibe una educación más especializada, mientras su país entraba en la II Guerra Mundial. Ya por entonces intercambiaba correspondencia con el apuesto príncipe Felipe de Grecia y Dinamarca, con el que se casaría dos años después de finalizar la guerra, el 20 de noviembre de 1947, ya como duque de Edimburgo.

Todo cambia repentinamente a los 25 años. El 6 de febrero de 1952 su padre, muere repentinamente cuando ella está en un viaje por Kenia y la ya reina Isabel fue recibida en el aeropuerto de Londres por el primer ministro, Winston Churchill.

Su coronación, que no se produce hasta año y medio después, el 22 de junio de 1953 fue retransmitida por televisión en la imponente Abadía de Westminster.  Desde entonces, su vida estuvo dedicada al servicio de la corona como jefa de Estado, garantizando estabilidad y continuidad en los momentos más complejos del país.

El reinado más largo de una monarquía parlamentaria

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Imagen fechada en Londres el 10 de julio de 2018, de parte de la familia real británica en el palacio de Buckingham. De izquierda a derecha, el príncipe Carlos de Inglaterra, su mujer, la duquesa Camila de Cornualles, la reina Isabel II, los duques de Sussex Meghan y el príncipe Enrique, y los duques de Cambridge Guillermo y Catalina durante los actos de celebración del centenario de la Real Fuerza Aérea (RAF) del Reino Unido. (EFE/SHUTTERSTOCK)

Isabel II ha reinado más que cualquiera de sus antepasados británicos -incluyendo su tatarabuela paterna, la reina Victoria, quien lo hizo más de 63 años- pero además ha sido la monarca, -de una monarquía parlamentaria-, con el reinado más largo: 70 años, seis meses y dos días, en el momento de su muerte.

Habría que remontarse más de tres siglos atrás, al Antiguo Régimen, para encontrar un reinado más largo: el de Luis XIV de Francia, el monarca absolutista conocido como el Rey Sol, que duró 72 años (1643-1715) y con la particularidad de que cuando fue nombrado rey solo contaba con 5 años de edad por lo que necesitó de una Regencia.

Salud y voluntad de hierro

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Foto de archivo de la reina Isabel II y del príncipe Felipe, duque de Edimburgo, caminan por un campo de amapolas en el foso de la Torre de Londres (Reino Unido) el 16 de octubre de 2014. (EFE/ ANDY RAIN)

La reina Isabel siempre tuvo una salud de hierro. Solo en este último año se hizo visible que su salud ya no era la misma al mostrar claras faltas de movilidad, que la obligaron a reducir su presencia en actos oficiales en favor del príncipe Carlos y de los duques de Cambridge como quedó palpable el pasado mes de junio durante las celebraciones por sus 70 años de reinado. La reina apareció en el balcón del Palacio de Buckingham, pero no asistió a la misa en su honor celebrada en la Catedral de San Pablo de Londres.

De hecho, apenas hay imágenes de ella en movimiento en los últimos meses, únicamente a su llegada al funeral por su esposo, Felipe de Edimburgo, en la abadía de Westminster a finales de marzo, donde se la vio usando un bastón.

Además, este año ha sido la primera vez que no ha asistido a la solemne apertura del Parlamento Británico en sus 70 años como reina, exceptuando las dos veces que coincidió con los embarazos de sus dos hijos menores, Andrés y Eduardo.  Aun así, lo sorprendente es que la reina nunca dio muestras de abdicar en su primogénito, el príncipe Carlos.

Los difíciles últimos dos años

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La reina Isabel II ha fallecido en el castillo de Balmoral a los 96 años de edad. (EFE/STRINGER)

Los últimos dos años de vida de la reina fueron particularmente difíciles para la soberana. Desde que inició la pandemia del Covid-19, la reina y su esposo estuvieron prácticamente confinados en el castillo de Windsor y cuando el príncipe Felipe murió en abril de 2021, con casi 100 años, no se le pudo dedicar un funeral multitudinario al estar el país aún bajo restricciones.

   Poco antes, había retirado el estatus de altezas reales, a su nieto Harry y a su esposa, Meghan Markle, quienes renunciaron a su vida de royal para radicarse en California. Aquello pareció revivir los tensos días tras la muerte de la princesa Diana en 1997, cuando la reina permaneció testarudamente en Balmoral con sus nietos Guillermo y Enrique en lugar de viajar a Londres, y bajar a media asta la bandera del palacio de Buckingham en señal de duelo y respeto por la madre de sus nietos.

 También la víspera de la celebración de sus 70 años en el trono, la reina Isabel vivió otro de los momentos más duros de su reinado: Su hijo Andrés enfrenta un juicio civil en Nueva York por presunto abuso sexual a una menor.

Estos amargos sucesos supusieron toda una dura prueba para una reina muy querida por sus súbditos. Su apoyo supera el 80%, según las encuestas, un porcentaje muy meritorio para una mujer que no había nacido para ocupar el trono.

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