Compartir
Secciones
Podcasts
Última Hora
Encuestas
Servicios
Plaza Libre
Efemérides
Cumpleaños
RSS
Horóscopos
Crucigrama
Herramientas
Más
Contáctanos
Sobre Diario Libre
Aviso Legal
Versión Impresa
versión impresa
Redes Sociales
Nixxon in China
Nixxon in China

"Nixon in China" expone en el Teatro Real de Madrid la flaqueza de los mesías

El encuentro entre Richard Nixon y Mao Tse-Tung en plena Guerra Fría sirve a John Adams para formular una reflexión

El encuentro entre Richard Nixon y Mao Tse-Tung en plena Guerra Fría sirve a John Adams para formular una reflexión que este lunes ha llegado al Teatro Real de Madrid sobre los mitos modernos más allá de la propaganda y sobre la fragilidad de las figuras más poderosas del planeta ante el abismo de una muerte sin legado que alimente su leyenda.

Nunca se había presentado en España "Nixon in China", de las pocas óperas del último medio siglo (se estrenó originalmente en 1987) que se ha consolidado en el repertorio internacional, y lo ha hecho bajo dirección escénica de John Fulljames en una coproducción con la Den Kongelige Opera de Copenhague y la Scottish Opera.

En lo musical, pese a lo inicialmente previsto, la baja médica de Ivor Bolton obligó a buscar dos directores para ponerse al frente de la Orquesta y Coro del Teatro Real: el griego Kornilio Michailidis en dos de las funciones y la surcoreana Olivia Lee-Gunderman en las cinco restantes, incluida la de esta noche en su estreno.

El público de Madrid, que ha ocupado más de tres cuartas partes de las butacas, ha aplaudido especialmente su trabajo, así como el de los intérpretes principales, esto es, los barítonos Leigh Melrose (Richard Nixon) y Jacques Imbrailo (Chou En-Lai, el exministro de Asuntos Exteriores chino), el tenor heroico Alfred Kim (Mao Tse-Tung) y las sopranos Sarah Tynan (Pat Nixon) y Audrey Luna (Madame Tse-Tung).

El resto del reparto lo han completado el también barítono Borja Quiza (Henry Kissinger, secretario de Estado de EE.UU.) y las mezzosopranos Sandra Fernández, Gemma Coma-Alabert y Ekaterina Antípovalas, que interpretan a las tres secretarias de Mao.

Expandir imagen
Infografía
El barítono Leigh Melrose (d), en el papel del expresidente estadounidense Richard Nixon; el barítono Borja Quiza (2d), en el papel del exsecretario de Estado Henry Kissinger, y la soprano Sarah Tynan (c-i), como la exprimera dama Pat Nixon, durante la representación de la ópera hiperrealista Nixon In China, de John Adams (Massachussets, 1947), que narra la visita de Nixon a la China comunista de Mao Tse-Tung en plena Guerra Fría, este lunes en el Teatro Real de Madrid. (EFE)

UNA PARTITURA SIN RESPIRO.

La de Lee-Gunderman, que viene de dirigir esta ópera en Dortmund, ha sido una de las labores más complejas ante una partitura maratoniana con escenas y ritmos repetitivos y a la vez muchos cambios de color entre escenas, una composición minimalista pero con mimbres de ópera histórica que acoge gestos de numerosas épocas y autores, del Barroco al jazz, de Bach a Stravinsky.

La surcoreana ya anunció que el principal reto sería "que todos tocasen como si fuesen uno", a riesgo de que cualquier posible desconexión individual rompiera el clima planteado por Adams, con una música llena de sutilidades y muy plegada a cada línea de texto del libreto de Alice Goodman, algunas interpretadas a la vez por diferentes personajes, cada uno esbozando su propio pensamiento.

En ese ordenado enjambre se hallan versos para el recuerdo ("Primero vienen los fundadores, luego los especuladores") y labores encomiables como la del tenor Alfred Kim, que durante casi toda su participación ha de alzar la voz por encima de todos los demás y que constituye una exigua representación asiática en un relato que se desarrolla en China.

En lo escenográfico, de las casi tres horas de duración sobresalen escenas multitudinarias dirigidas con la marcialidad de una marcha oriental como la cena de gala del primer acto (en contraposición con la densidad del cacareado encuentro de los líderes) o el poder de atracción del desarrollo coreográfico del segundo acto.

No ha de extrañar que el decorado asimile un gran archivo en el que cabe registrar hasta el cadáver de Mao Tse-Tung, pues Fulljames trabajó sobre abundante material de la época para desarrollar su propuesta, incluidas imágenes que por momentos se proyectan en escena.

El resultado es una ópera hiperrealista en la que se han replicado momentos icónicos, vestuario y hasta el lenguaje corporal de los participantes en aquella visita de Estado, como hace patente sobre todo el trabajo de los sosías de Richard y Pat Nixon.

En todos se aprecia cómo el relato va más allá de la mímesis fría y del objetivo propagandístico con el que se concibió la reunión, no tanto hacia la parodia (aunque hay indudables guiños humorísticos) sino más bien hacia la exploración de las emociones internas.

Así, en el tercer y último acto, el más sujeto a la hipótesis del autor, el público asiste al final de la transición desde el mesías político tan pagado de sí mismo frente a las masas para dejar al descubierto una flaqueza existencialista que da sentido al conjunto de toda la propuesta.

TEMAS -

Fehaciente, fidedigno y fácil. Agencia de noticias multimedia en español.