Prensa libre: “enemigo del pueblo” para Lukashenko
Los medios de comunicación independientes se han convertido en el “enemigo del pueblo” para el presidente de Bielorrusia, Alexandr Lukashenko, que ha ordenado el cierre o el bloqueo de muchos de ellos, y les ha prohibido cubrir las protestas antigubernamentales.
“Bielorrusia ha tomado la senda de Corea del Norte. El periodista es ahora igual que el manifestante que participa en una protesta no autorizada”, comentó a Efe Kiril Voloshin, cofundador de Tut.by, el portal digital más popular del país.
La detención de Román Protasevich, antiguo director del canal de Telegram Nexta, después de que Minsk desviara el avión en el que viajaba a Lituania, es sólo la última gota de la ola de represión contra la prensa libre en la antigua república soviética.
Según informó la Asociación Bielorrusa de Periodistas (ABP), más de una treintena de periodistas bielorrusos se encuentran ahora entre rejas, ya condenados o esperando juicio, pero muchos más han sido detenidos desde las fraudulentas elecciones de agosto de 2020 y las protestas que le siguieron.
Bloqueo de la contrapopaganda
Nexta, fuente viral de fotografías y vídeos durante las primeras semanas de protestas, ya había sido condenada al exilio y sus jefes incluidos en la lista de terroristas del KGB. Ahora le ha tocado el turno a Tut.by, la mayor amenaza para la propaganda del régimen.
Primero, las autoridades bloquearon sus servicios y después organizaron una operación especial contra la dirección del portal con la excusa de un caso penal por supuesto evasión de impuestos.
“La acusación es falsa. Trabajamos en blanco. Escribir la verdad, cumplir con tu función periodística, se ha convertido en un crimen”, replicó Voloshin.
Entre la directora, Ludmila Chékina, contables, periodistas y jefes de personal, ventas y marketing, fueron detenidas 15 personas, incluidos antiguos empleados del medio.
“Se hartaron de nosotros. El bloqueo de Tut.by forma parte de la campaña de limpieza del espacio informativo para la llegada de la propaganda rusa y la integración con el país vecino”, explica.
Los reporteros se han refugiado en las redes sociales y en Telegram, adonde Lukashenko ha empujado a muchos representantes de la prensa independiente.
“Tut.by tiene un auditorio mayor que todos los canales y la prensa oficial junta. Por eso, nadie quiere entrevistar a la oposición en el exilio. Si lo hacen, les abren un caso penal y los cierran. La prensa libre ha dejado de existir”, dijo a Efe Pável Latushko, dirigente opositor y exministro de Cultura.
Cárcel por informar en directo de protestas
Mientras algunos esperan juicio, otros ya han recibido penas de cárcel como Katsiaryna Bakhvalava y Daria Chultsova, que fueron las primeras en ser condenadas por cubrir las protestas opositoras, el 15 de noviembre de 2020 en el canal Belsat, con sede en Polonia.
Tres meses después, un Tribunal les sentenció a dos años de prisión por organizar acciones masivas que “violaron gravemente el orden público”.
“No hay duda de que fueron encarceladas porque eran periodistas”, comentó a Efe el marido de Bakhvalava, Ihar Ilyash, quien destacó que los fiscales utilizaron una cámara y un chaleco de prensa como pruebas de su culpabilidad en el caso penal.
Su esposa es ahora considerada una extremista, motivo por el que en su celda hay una marca distintiva de color marrón, mientras en su certificado de antecedentes penales figura la palabra “Zmaharka” (Luchador por la libertad de Bielorrusia).
El régimen ve a los periodistas como enemigos del Estado y las coberturas en directo por internet son consideradas por el KGB como un acto de coordinación de las protestas.
“Ningún periodista se siente seguro”, dijo Ilyash, quien siempre lleva consigo una bolsa con ropa interior y un cepillo de dientes por si le detienen en plena calle.
El vicepresidente de la ABP, Alexandr Starikiévich, comparó el trato de la prensa en Bielorrusia con Polonia después de la declaración de la ley marcial (1981) o China después de la matanza de Tiananmen (1989).
Leyes contra el periodismo en tiempo real
Al día siguiente de la detención de Protasevich, Lukashenko firmó una ley que prohíbe a la prensa informar en directo sobre las protestas opositoras no autorizadas por el régimen.
“Se prohíbe la cobertura en tiempo real de las manifestaciones que violen el orden establecido, con fines de difusión o propaganda. Esta prohibición se extenderá a los periodistas”, informó el canal de Telegram asociado al servicio de prensa del mandatario.
Además, el Ministerio de Información podrá ordenar el cierre de medios de comunicación sin mediar un fallo judicial y la Fiscalía también tendrá derecho a bloquear las páginas web que contengan “propaganda de actividades extremistas”.
“Sin la debida acreditación”, de lo que han sido privados muchos reporteros, tampoco se podrán difundir encuestas de opinión publica sobre temas sociopolíticos que no estén autorizadas por el Gobierno.