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Gobierno calma entusiasmo por acuerdo con las FARC para reducir el conflicto

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Gobierno calma entusiasmo por acuerdo con las FARC para reducir el conflicto
El jefe del equipo negociador del Gobierno colombiano en los diálogos de paz con las FARC, Humberto de la Calle (i), y el alto comisionado para la Paz, Sergio Jaramillo (d), participan en una rueda de prensa. (EFE/MAURICIO DUEÑAS CASTAÑEDA)

Bogotá. Los negociadores del Gobierno colombiano recordaron hoy que el proceso de paz “no es irreversible aún” y por eso hay que acelerarlo, en respuesta al entusiasmo generado en el país por el acuerdo con las FARC para reducir el conflicto armado y planear un alto el fuego bilateral y definitivo.

El jefe negociador del Gobierno, Humberto de la Calle, y el alto comisionado de Paz, Sergio Jaramillo, salieron rápidamente a explicar que reducir la intensidad del conflicto y acelerar las negociaciones para alcanzar el alto el fuego bilateral, aunque acerquen al final de la contienda, deben tomarse con cautela.

“Que la gente sienta que se está acercando la paz y aclimatemos el final del conflicto, pero eso no es un cese el fuego bilateral”, sostuvo Jaramillo.

Ambos comparecieron para explicar las medidas acordadas con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en aras de reducir el conflicto tras el llamado de emergencia que realizaron los países garantes del proceso de paz, Cuba y Noruega.

Su petición, de carácter urgente, respondía al repunte de la violencia en el país suramericano iniciado el 22 de mayo, cuando las FARC suspendieron su alto el fuego unilateral e indefinido por la muerte de 27 guerrilleros en un bombardeo militar.

Desde entonces, las FARC desplegaron una ofensiva duramente respondida que en apenas un mes dejó un saldo de alrededor de 80 muertos entre militares, policías y guerrilleros, y numerosos daños contra la infraestructura energética y petrolera del país.

Para frenar la escalada de violencia y además avanzar en unas negociaciones de paz que tras 32 meses generan cierto cansancio entre los colombianos, se han tomado dos medidas resumidas hoy por Jaramillo en “dos verbos: acelerar y ‘desescalar’”, como se denomina en Colombia a rebajar la intensidad de la contienda.

De la Calle aclaró hoy que ambos son conceptos diferentes “que no deben confundirse”, y que, aunque despierten los ánimos acerca de una pronta finalización de los 50 años que dura la guerra interna del país, el proceso “no es irreversible aún”.

De hecho, los diálogos afrontan ahora una delicada etapa de cuatro meses, a partir del 20 de julio, al término de los cuales el presidente colombiano, Juan Manuel Santos, decidirá si continúan o no.

“Queremos saber en cuatro meses si realmente lo sustancial en lo que falta por acordar es viable o no lo es. Estas cosas funcionan o no funcionan. No es que sea irreversible aún el proceso”, enfatizó De la Calle.

Para que las negociaciones no se vayan al desagüe la guerrilla debe cumplir “sin violaciones” su alto el fuego unilateral, en principio de un mes que arrancará el 20 de julio, y llegar a acuerdos base sobre los puntos que restan de la agenda para firmar la paz, dijo el jefe negociador.

Esto es: acordar qué justicia se aplicará en un eventual postconflicto, la dejación de armas por parte de los guerrilleros y cómo reconocer y reparar a las casi siete millones de víctimas del conflicto.

Mientras esto se define queda por averiguar cómo se reducirá la intensidad del conflicto, pues aunque se ha apuntado que podría decretarse un nuevo cese de los bombardeos de la Fuerza Aérea, como el que ordenó en marzo Santos, hoy De la Calle matizó que las medidas, que serán de carácter “progresivo”, están por definirse.

En cuanto a acelerar las conversaciones, las partes acordaron un cambio de la metodología usada hasta ahora, de ciclos de reuniones, por “un trabajo técnico, continuo y simultáneo sobre los puntos centrales de la agenda”.

Eso incluye un eventual cese el fuego bilateral y definitivo, prioridad del Ejecutivo de Santos en la que comenzará a trabajar una subcomisión técnica para definir cómo se realizará y verificará esta medida.

Participarán en esta subcomisión sendos delegados de la ONU y la presidencia de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), que actualmente ostenta Uruguay.

Ambos emisarios son vistos con recelo por los militares en retiro de Colombia, que acusan a Naciones Unidas de tener “una posición

sesgada” que, apuntan, podría permear en la Unasur.

Frente a este señalamiento, el coordinador de la ONU en Colombia, Fabrizio Hochschild, defendió hoy el trabajo “neutral e imparcial” de Naciones Unidas y matizó que por el momento el papel del enviado de la organización será solo brindar “un apoyo técnico” para “poner en marcha la discusión sobre el sistema de monitoreo y verificación” del cese bilateral.

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