Cuando además de víctima de violencia machista eres extranjera

Le conoció en una fiesta. "Era una persona maravillosa. Me enamoré de verdad", dice Y. once años después. Una vida después. Siguió una boda, la salida de Cuba, un nuevo comienzo en Alemania, el nacimiento de su hijo. Y luego años de maltrato, de desesperación y soledad. De miedo a que un divorcio supusiese, por ser extranjera, perder a su hijo y tener que volver a su país. Hasta que encontró un punto de apoyo y las fuerzas para empezar de nuevo.

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