Cuando las cosas funcionan bien.
Las palabras solo alcanzan su significado pleno en el contexto adecuado.
Las palabras solo alcanzan su significado pleno en el contexto adecuado. Para entender el proyecto educativo y comunitario de la escuela Futuro Vivo, en Guerra, hay que echar un vistazo a la comunidad en la que surge. Solo así se entiende que en la explicación de su ideario se deslice la expresión "oportunidad de futuro".
Escuela de jornada completa, tanda única. Desayuno y almuerzo incluidos y transporte escolar. Talleres de informática, cocina, cerámica, costura. Invernaderos y cultivos propios, para autoconsumo y venta. Paneles solares. Padres y madres de alumnos integrados a los trabajos de la escuela. Sí, esto existe en una escuela pública y en una de las provincias más pobres del país. En Guerra, donde el 80% de la población vive en situación de pobreza y en la que bateyes y campos remotos están muy lejos de sumarse al proyecto de progreso que se vive en las zonas urbanas del país.
Hoy es día de Examen de Cocina
Los tres grupos de alumnos del curso han dejado sus ingredientes, permitiendo adivinar qué recetas van a presentar al amable escrutinio de la profesora. Primer grupo, papas a la crema. Segundo equipo: un kilo de harina, huevos y leche permiten augurar que "esto debe ser para un bizcocho". Y el tercero pone la nota de misterio: una docena de mangos. Ríe la directora del centro, la hermana Inés de Mercado, de la congregación Carmelitas de la Enseñanza: "¡aquí no se aprueba Cocina con una batida de mangos!"
No, no se aprueba. Porque está probado que las nociones de cocina impartidas durante la estancia en Futuro Vivo trascienden la nota de la asignatura. Algunos egresados han podido continuar sus estudios de bachillerato vendiendo bizcochos, repostería y panadería que aprendieron en sus años de escuela. Y como se aprecia en el mural de la pared, los alumnos terminan con una buena noción de los valores nutricionales de lo que cocinan y de los grupos de alimentos y sus combinaciones.
Madres en los fogones
La cocina, la comida, el cultivo de alimentos, tienen en este centro un sentido que trasciende la ventaja de poder comer bien los días de escuela. Es una de las vías por la que los padres y madres de los alumnos se integran a la educación de sus hijos. En grupos de diez, las madres deben ayudar a cocinar los alimentos que se sirven todos los días a los 600 alumnos. (Ellos mismos, dos por curso, colocan ordenadamente platos y cubiertos. Además, ellos recogerán y se encargarán de la limpieza). Dirigidas por tres cocineras, las madres de los alumnos preparan los pollos, guisan el moro, limpian la ensalada. Los padres, por su parte, deben prestar también sus horas de voluntariado. Colaboran con las pequeñas reparaciones que necesite el plantel o cultivan los sembradíos y los invernaderos de la escuela. Filosofía campesina de estas educadoras: "no sacamos mucho, es increíble los precios tan bajos que reciben los productores, un escándalo. Completamos la comida de los alumnos, pero estaría bien que sacáramos algo de dinero".
Estos padres, que pagan 350 pesos al año por la educación de sus hijos, se integran de buen grado a estas funciones y turnos. Es obligatorio, si quieren que sus hijos sigan matriculados en Futuro Vivo. Pero además, han visto las ventajas que para la educación de sus hijos supone mantener este contacto directo con la escuela. Para Cristina de Jesús, hermana Carmelita también, la escuela Futuro Vivo es más que un proyecto educativo. "Es un Programa Comunitario de Educación Integral. Por eso la relación con las familias es continua. Aquí tenemos servicio psicológico y psiquiátrico, aquí tenemos la oficina de Rehabilitación, y una botica popular. El proceso de la educación, si no involucra a los padres, a la familia entera, no es exitoso, no es fluido."
En las aulas se aprovechan las horas en las que el chiquilerío ha terminado su jornada, para impartir talleres de Infotep a los adultos. Pronto se agregarán cursos de las Fuerzas Armadas.
Oportunidad de Futuro
Los alumnos de Futuro Vivo parten en la carrera de la vida en inferioridad de condiciones. La pobreza, la violencia intrafamiliar, el abandono no son situaciones ajenas ni desconocidas para muchos de ellos. Más de 20 alumnos están becados completamente: son niños abandonados a los que la escuela acoge, da seguimiento y equipa. También, los niños con dificultades especiales descubren su oportunidad en estas aulas.
Con los resultados de las Pruebas Nacionales en la mano, las educadoras pueden decir orgullosas que los condujeron desde pre primaria hasta Octavo curso, poniéndoles en capacidad de seguir sus estudios de bachillerato, con herramientas de comportamiento social y valores humanos que les entregan una oportunidad de futuro. En parte, la diferencia de oportunidades ha sido subsanada. Hay que entender que el 25% de las familias de la zona de bateyes vive en condiciones de extrema pobreza. Cerca del 75% de los niños carece de hogar estable. La desnutrición es frecuente, y de ahí la misión de Futuro Vivo de incluir la educación pre primaria: el 25% come solo lo que recibe al mediodía en la escuela. El 40% no tiene agua corriente en la casa.
Desarrollar este proyecto implica incidir no solo en el área de los conocimientos: las condiciones familiares y psicosociales son determinantes. De ahí, que su trabajo alcance a la comunidad.
Para la hermana Inés de Mercado "el proceso debe incluir a las familias y a las condiciones en las que viven. Solo una mejora de la comunidad puede mejorar la educación de los niños. El círculo de la pobreza se rompe cuando ellos se empoderan y se responsabilizan de sus vidas, cuando conocen sus derechos y se comprometen." Los niños, a su vez, se convierten en agentes transformadores de sus comunidades.
Son casi las doce, hora de almorzar. Los alumnos de octavo saludan curiosos y educados:
-¿Quién va a seguir estudiando el bachillerato?
Bosque de manos, todos.
-¿Y quién quiere ir después a la Universidad?
Bosque de manos, todos.
-¿Y quién quiere estudiar periodismo?
Nadie.
¿Y cómo se sostiene todo esto?
Al efectivo "Dios proveerá", se une la ardua labor de trabajo para identificar y conseguir los fondos necesarios. El Ministerio de Educación, con el que Futuro Vivo trabaja en estrecha relación, cubre la nómina de los profesores. Una donación anual de 25,000 dólares de Peter O'Mally, el legendario ex presidente y ex propietario de los Dodgers les permite comenzar el año con planes concretos. Cuando en 1988 conoció el proyecto de unas religiosas católicas, idealistas y voluntariosas, decidió apoyarles. La comida diaria, además de los vegetales que se cultivan, es una donación de un empresario dominicano. Cada mes, sin protagonismos, llega el camión con los alimentos. Desde España, un grupo de voluntarios de Segovia se ha constituido en ONG para realizar un trabajo organizado en apoyo a este programa. Son ellos los que realizan campañas para conseguir los autobuses, el material educativo, sanitario y médico o fondos. Ingenieros sin Fronteras, los gobiernos de comunidades autónomas, como la Junta de Andalucía o la Comunidad de Madrid también han aprobado proyectos concretos.
Más información
www.futurovivo.org
Tel. 809 299 54 22 y 809 526 51 78
Email: futuro.vivo@codetel.net.do
Dirección: Futuro Vivo C/Futuro vivo n 9, Guerra, RD
Escuela de jornada completa, tanda única. Desayuno y almuerzo incluidos y transporte escolar. Talleres de informática, cocina, cerámica, costura. Invernaderos y cultivos propios, para autoconsumo y venta. Paneles solares. Padres y madres de alumnos integrados a los trabajos de la escuela. Sí, esto existe en una escuela pública y en una de las provincias más pobres del país. En Guerra, donde el 80% de la población vive en situación de pobreza y en la que bateyes y campos remotos están muy lejos de sumarse al proyecto de progreso que se vive en las zonas urbanas del país.
Los tres grupos de alumnos del curso han dejado sus ingredientes, permitiendo adivinar qué recetas van a presentar al amable escrutinio de la profesora. Primer grupo, papas a la crema. Segundo equipo: un kilo de harina, huevos y leche permiten augurar que "esto debe ser para un bizcocho". Y el tercero pone la nota de misterio: una docena de mangos. Ríe la directora del centro, la hermana Inés de Mercado, de la congregación Carmelitas de la Enseñanza: "¡aquí no se aprueba Cocina con una batida de mangos!"
No, no se aprueba. Porque está probado que las nociones de cocina impartidas durante la estancia en Futuro Vivo trascienden la nota de la asignatura. Algunos egresados han podido continuar sus estudios de bachillerato vendiendo bizcochos, repostería y panadería que aprendieron en sus años de escuela. Y como se aprecia en el mural de la pared, los alumnos terminan con una buena noción de los valores nutricionales de lo que cocinan y de los grupos de alimentos y sus combinaciones.
Madres en los fogones
La cocina, la comida, el cultivo de alimentos, tienen en este centro un sentido que trasciende la ventaja de poder comer bien los días de escuela. Es una de las vías por la que los padres y madres de los alumnos se integran a la educación de sus hijos. En grupos de diez, las madres deben ayudar a cocinar los alimentos que se sirven todos los días a los 600 alumnos. (Ellos mismos, dos por curso, colocan ordenadamente platos y cubiertos. Además, ellos recogerán y se encargarán de la limpieza). Dirigidas por tres cocineras, las madres de los alumnos preparan los pollos, guisan el moro, limpian la ensalada. Los padres, por su parte, deben prestar también sus horas de voluntariado. Colaboran con las pequeñas reparaciones que necesite el plantel o cultivan los sembradíos y los invernaderos de la escuela. Filosofía campesina de estas educadoras: "no sacamos mucho, es increíble los precios tan bajos que reciben los productores, un escándalo. Completamos la comida de los alumnos, pero estaría bien que sacáramos algo de dinero".
Estos padres, que pagan 350 pesos al año por la educación de sus hijos, se integran de buen grado a estas funciones y turnos. Es obligatorio, si quieren que sus hijos sigan matriculados en Futuro Vivo. Pero además, han visto las ventajas que para la educación de sus hijos supone mantener este contacto directo con la escuela. Para Cristina de Jesús, hermana Carmelita también, la escuela Futuro Vivo es más que un proyecto educativo. "Es un Programa Comunitario de Educación Integral. Por eso la relación con las familias es continua. Aquí tenemos servicio psicológico y psiquiátrico, aquí tenemos la oficina de Rehabilitación, y una botica popular. El proceso de la educación, si no involucra a los padres, a la familia entera, no es exitoso, no es fluido."
En las aulas se aprovechan las horas en las que el chiquilerío ha terminado su jornada, para impartir talleres de Infotep a los adultos. Pronto se agregarán cursos de las Fuerzas Armadas.
Oportunidad de Futuro
Los alumnos de Futuro Vivo parten en la carrera de la vida en inferioridad de condiciones. La pobreza, la violencia intrafamiliar, el abandono no son situaciones ajenas ni desconocidas para muchos de ellos. Más de 20 alumnos están becados completamente: son niños abandonados a los que la escuela acoge, da seguimiento y equipa. También, los niños con dificultades especiales descubren su oportunidad en estas aulas.
Con los resultados de las Pruebas Nacionales en la mano, las educadoras pueden decir orgullosas que los condujeron desde pre primaria hasta Octavo curso, poniéndoles en capacidad de seguir sus estudios de bachillerato, con herramientas de comportamiento social y valores humanos que les entregan una oportunidad de futuro. En parte, la diferencia de oportunidades ha sido subsanada. Hay que entender que el 25% de las familias de la zona de bateyes vive en condiciones de extrema pobreza. Cerca del 75% de los niños carece de hogar estable. La desnutrición es frecuente, y de ahí la misión de Futuro Vivo de incluir la educación pre primaria: el 25% come solo lo que recibe al mediodía en la escuela. El 40% no tiene agua corriente en la casa.
Desarrollar este proyecto implica incidir no solo en el área de los conocimientos: las condiciones familiares y psicosociales son determinantes. De ahí, que su trabajo alcance a la comunidad.
Para la hermana Inés de Mercado "el proceso debe incluir a las familias y a las condiciones en las que viven. Solo una mejora de la comunidad puede mejorar la educación de los niños. El círculo de la pobreza se rompe cuando ellos se empoderan y se responsabilizan de sus vidas, cuando conocen sus derechos y se comprometen." Los niños, a su vez, se convierten en agentes transformadores de sus comunidades.
Son casi las doce, hora de almorzar. Los alumnos de octavo saludan curiosos y educados:
-¿Quién va a seguir estudiando el bachillerato?
Bosque de manos, todos.
-¿Y quién quiere ir después a la Universidad?
Bosque de manos, todos.
-¿Y quién quiere estudiar periodismo?
Nadie.
¿Y cómo se sostiene todo esto?
Al efectivo "Dios proveerá", se une la ardua labor de trabajo para identificar y conseguir los fondos necesarios. El Ministerio de Educación, con el que Futuro Vivo trabaja en estrecha relación, cubre la nómina de los profesores. Una donación anual de 25,000 dólares de Peter O'Mally, el legendario ex presidente y ex propietario de los Dodgers les permite comenzar el año con planes concretos. Cuando en 1988 conoció el proyecto de unas religiosas católicas, idealistas y voluntariosas, decidió apoyarles. La comida diaria, además de los vegetales que se cultivan, es una donación de un empresario dominicano. Cada mes, sin protagonismos, llega el camión con los alimentos. Desde España, un grupo de voluntarios de Segovia se ha constituido en ONG para realizar un trabajo organizado en apoyo a este programa. Son ellos los que realizan campañas para conseguir los autobuses, el material educativo, sanitario y médico o fondos. Ingenieros sin Fronteras, los gobiernos de comunidades autónomas, como la Junta de Andalucía o la Comunidad de Madrid también han aprobado proyectos concretos.
Más información
www.futurovivo.org
Tel. 809 299 54 22 y 809 526 51 78
Email: futuro.vivo@codetel.net.do
Dirección: Futuro Vivo C/Futuro vivo n 9, Guerra, RD
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