A gritos de “asesino” y “los Trujillo no llegarán al Palacio” grupo rechaza a Ramfis Domínguez

Se apostaron frente al bar Lounge 809 el viernes con el fin de impedir el acto del nieto del dictador

Participantes en la protesta contra el nieto de Trujillo

NUEVA YORK. Bajo una persistente nevada un nutrido grupo de activistas, mayoritariamente mujeres, se apostaron frente al restaurante Lounge 809, en Alto Manhattan, para rechazar la presencia de Luis José Ramfis Domínguez Trujillo, nieto del dictador Rafael Leónidas Trujillo Molina, y a quien vociferaban “asesino”

Enarbolando pancartas, con las fotografías de las hermanas Mirabal y de algunos torturados en la cárcel La 40, los adversarios de Domínguez Trujillo gritaron a todo pulmón los nombres de las heroínas y recordaron que “el feminicidio es una herencia de Trujillo”.

“Los Trujillo no llegarán al Palacio Nacional”, era otro de los gritos de los manifestantes.

En la manifestación estuvieron los activistas Carlos Leiter, presidente de la Fundación Minerva Mirabal y Luis Tejada, director ejecutivo del Centro Mirabal Sisters (Hermanas Mirabal), dos instituciones reconocidas y de larga trayectoria en la comunidad.

Entre las activistas se destacaron Mónica Zapata, Dayanara Borbón, Teresa Alba y Elida Almonte.

Los enfrentamientos verbales no faltaron en el piquete, cuando adeptos a Domínguez Trujillo enfrentaron varias veces a los adversarios.

El grupo repetía incesantemente la misma palabra, hasta que dos policías llegaron a la escena y dispersaron a los trujillistas para evitar que se acercaran a los oponentes.

Leiter, casi le va encima con una pancarta en mano a otro de los seguidores de Trujillo, con quien discutió acaloradamente.

Se oyó a algunos de ellos decir que los del piquete estaban en todo su derecho.

Cerca de las 8:00 de la noche, cuando los manifestantes no veían a Domínguez Trujillo, las mujeres improvisaron la consigna de “Trujillo, no ha llegado, Trujillo tiene miedo”.

El empresario Cirilo Moronta, propietario de 809, salió en el momento más tenso, acompañado por dos de sus empleados y una bandeja llena de vasos de té caliente, que repartió a los antitrujillistas.

Luego fueron acorralados detrás de barreras de tubos y tela con el logo del establecimiento a su gerencia de los policías, que no llevaron las suyas.

Moronta dijo que se trató de una medida de protección para evitar “besitos” entre ambos lados.

Pero los manifestantes no esperaron la llegada de Domínguez Trujillo, que se desmontó de la todo terreno a las 8:08 de la noche, entró escoltado por tres sujetos, de los cuales se desconoce si son sus espalderos en Nueva York.

Se detuvo a saludar a sus seguidores, se hizo selfies, videos y respondió preguntas de todos los reporteros que lo abordaron.

Cuando se le preguntó a los organizadores que si esperaron por temor que el piquete se disolviera para darle el “pito” a Trujillo, respondieron que el aspirante se retrasó porque estaba en otra actividad previa.