Charles Manson, el asesino de la inocencia hippie

La figura de uno de los criminales más famosos del siglo XX, que falleció el domingo a los 83 años en California

Charles Manson (Fuente externa)

LOS ÁNGELES (EE.UU.). Los deseos de amor y paz, los aires revolucionarios y el espíritu libre e inocente del movimiento hippie encontraron un final sangriento y atroz en Charles Manson, cuyos siniestros asesinatos marcaron un punto y aparte en la contracultura de los años sesenta.

La figura de uno de los criminales más famosos del siglo XX, que falleció el domingo a los 83 años en California, alumbra diferentes lecturas: el gran criminal que se aprovechó de jóvenes cándidos para sus fechorías, el líder racista de una secta apocalíptica, el asesino de la actriz Sharon Tate, el gran trauma para el hedonismo de California o el reflejo del mal convertido en fenómeno pop.

En todas ellas se refleja Manson, aunque el relato mayoritario le sitúa como un punto clave del declive de la contracultura de los años sesenta, un movimiento en el que participó activamente en San Francisco y Los Ángeles y al que acabaría asestando un golpe mortal como un hijo bastardo de los ideales que lo inspiraban.

Pero muchos años antes de que sus seguidores, “La Familia”, asesinaran a nueve personas siguiendo sus instrucciones, Manson había dado evidentes muestras de su afiliación al crimen.

Hijo de una mujer alcohólica, Manson (Cincinnati, 1934) nunca conoció a su padre y pasó su turbulenta juventud entre reformatorios y cárceles.

Su historial refleja que fue un violador y que también fue víctima de abusos sexuales, que robó tiendas y automóviles, y que se desempeñó como proxeneta durante los periodos en los que salía brevemente de su encierro.