Clinton y Trump velan armas antes del último debate de la campaña

Los sondeos coinciden en dar a Clinton una ventaja: el promedio de las encuestas le otorga una diferencia de casi siete puntos porcentuales (45,9% contra 39%) a nivel nacional.

Figuras de los candidatos a la presidencia estadounidense, la demócrata Hillary Clinton (d) y el republicano Donald Trump (i), preparadas para los “belenes napolitanos”, en Nápoles, Italia. (Cesare Abbate/ANSA via AP)

WASHINGTON. Hillary Clinton y Donald Trump se concentraban este martes en la preparación del debate que los opondrá el miércoles, el último de la campaña presidencial estadounidense, con sondeos que muestran una ventaja de la exsecretaria de Estado.

El cara a cara, a escasas tres semanas de las elecciones, representa la última oportunidad del candidato republicano, Donald Trump, de mantener viva la esperanza de llegar a la Casa Blanca.

Ambos deberán polemizar en torno a una agenda que incluye temas de inmigración, economía y el nombramiento de un juez en la Corte Suprema de Justicia.

Los dos debates anteriores también tenían agendas predeterminadas, pero eso no evitó que se convirtieran en festivales de acusaciones de todo calibre, escenario que podría repetirse este miércoles en la Universidad de Nevada en Las Vegas (oeste).

Pero los dos candidatos presidenciales no llegan a este debate libres de polémica, ya que Trump hizo estallar un nuevo escándalo al denunciar que las elecciones estarán manipuladas, en tanto la aspirante demócrata sigue acosada por el caso de sus mensajes electrónicos enviados desde un servidor privado cuando era secretaria de Estado.

Obama sale al cruce de Trump

En tanto, Jennifer Palmieri, jefa de comunicaciones de la campaña demócrata, dijo este martes a la prensa que el republicano cuestiona el sistema electoral para desviar la atención de los escándalos con mujeres “y también porque está perdiendo”.

“Nosotros tenemos confianza en esta elección”, aseguró.

Los mensajes electrónicos de Clinton

En los últimos días, mientras Trump buscaba apagar las llamas de las denuncias sobre su comportamiento abusivo con mujeres en el pasado, Clinton decidió adoptar un perfil bajo y no disputarle el protagonismo.

No obstante, la candidata no pudo eludir la polémica tras la divulgación el lunes por el FBI de documentos que indicaban que un alto funcionario del Departamento de Estado presionó en 2015 a la agencia para bajar el nivel de clasificación de un mensaje confidencial de Clinton.

El Departamento de Estado analizaba en ese momento decenas de miles de correos del servicio de mensajería privado de la exsecretaria con el objeto de publicarlos en un sitio gubernamental.

En esos procedimientos, los mensajes fueron clasificados como confidenciales o secretos, una clasificación molesta para Clinton ya que no debía intercambiar información confidencial en un servidor no gubernamental.

El FBI investigó y concluyó en julio que las acusaciones penales no estaban justificadas, aunque el director de la agencia James Comey dijo que la exsecretaria de Estado había actuado con “extrema negligencia”. El mensaje en cuestión finalmente no fue desclasificado.

Para el general retirado Michael Flynn, asesor de Trump, los mensajes “proporcionan una prueba indiscutible de que Hillary Clinton buscó la complicidad del FBI, del Departamento de Justicia y del Departamento de Estado para encubrir actividades delictivas”.

La cuestión de los correos llevó a Trump en el último debate a sugerir que, en caso de resultar electo, designaría a un fiscal general para abrir una investigación especial sobre el caso.

Además, miles de correos de John Podesta, un asesor de Clinton, revelados por el sitio web WikiLeaks, también revelan datos incómodos sobre la posición y la relación de la candidata con los bancos y Wall Street.

Los sondeos coinciden en dar a Clinton una ventaja: el promedio de las encuestas le otorga una diferencia de casi siete puntos porcentuales (45,9% contra 39%) a nivel nacional, aunque Trump aparece con superioridad mínima en Ohio, Georgia, Iowa y Arizona.

por Aldo GAMBOA