Cornualles recibe al G7 con orgullo y frustración por las aglomeraciones

Guillermo Ximenis

Falmouth (R.Unido), 10 jun (EFE).- En los habitantes de las idílicas poblaciones de la británica Cornualles blindadas esta semana por el G7 convive estos días el orgullo por ser centro de atención global con la frustración que provoca la aglomeración de visitantes cuando aún hay en pie restricciones por la pandemia.

En Carbis Bay, donde se aloja el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y los mandatarios de las principales democracias del mundo, una valla metálica de más de dos metros de altura rodea una amplia zona de la localidad.

El buque del Ejército que patrulla frente a la playa, los innumerables policías armados, perros rastreadores y agentes con prismáticos que velan por la seguridad del evento hacen imposible que la vida prosiga con normalidad durante estos días en un pueblo dedicado normalmente al descanso estival de las clases acomodadas de Inglaterra.

La onda expansiva de la cumbre llega además a localidades cercanas como Falmouth, donde se ha instalado el centro de prensa internacional, igualmente tomado por las fuerzas de seguridad.

'Muchos creen que está viniendo demasiada gente a Falmouth. Esto es un pueblo pequeño y no queremos ser invadidos, especialmente en medio de una pandemia. Mucha gente está preocupada no solo por (el despliegue de) la policía, sino por la presencia de tanta gente en general', afirmó a Efe Paul, un agente de seguridad privada que trabaja en la zona.

'Hemos sufrido muchas restricciones durante el último año y de repente están llegando personas de todo el mundo. Se siente uno un poco frustrado', explica a Efe Alex, un residente local con raíces mexicanas.

'Al mismo tiempo, algo como esto no pasa todos los días, es un evento que la gente de esta región va a recordar durante muchos años', matiza.

DESCONFIANZA SOBRE EL IMPULSO AL TURISMO

El Gobierno británico ha subrayado el impulso turístico que va a suponer para Cornualles la exposición mediática de los próximos días.

El extremo suroeste de Inglaterra, plagado de pueblos de postal y playas de aguas turquesa, es uno de los destinos turísticos nacionales más demandados, a pesar de la inestable meteorología de la zona.

El día previo al inicio de la cumbre, sin ir más lejos, la neblina y una fina lluvia deslucieron las primeras imágenes Biden y el primer ministro británico, Boris Johnson, paseando frente al mar.

A pesar de los beneficios que supondrá la promoción del G7, entre los ciudadanos locales existe cierta desconfianza sobre los efectos reales que tendrá para un condado en el que el lujo turístico de algunas poblaciones convive con algunas de las zonas más pobres de Inglaterra.

'Este lugar es demasiado pequeño para algo como esto. Pienso, básicamente, que los grandes hoteles van a hacer dinero, pero no los pequeños', lamentó a Efe Louise, residente en una localidad cercana que pasea por el coqueto puerto de Falmouth.

'La gente de aquí, ¿qué va a ganar con todo esto? Más presencia de policías, más tráfico. Lo podrían haber hecho por Zoom, ¿no?', recalcó.

PROTESTAS MEDIOAMBIENTALES

Algunos vecinos de Cornualles han plantado frente a sus casas pancartas en las que reclaman al G7 que sitúe la lucha contra la emergencia climática en el centro de su agenda.

'Salvad nuestros océanos', ha escrito un vecino en la pared exterior de su jardín, en el que ha recreado un cementerio en el que las lápidas certifican la muerte de los 'mares', el 'aire' limpio y diversas especies animales.

'Dejad de financiar el caos climático', exclama otro cartel colgado frente a una vivienda unifamiliar cercana a la playa.

Durante los próximos días, el Gobierno británico ha establecido zonas donde permitirá protestas en las localidades de Truro y Falmouth, aunque el combativo grupo ambientalista Extinction Rebellion ya ha avanzado que tratará de manifestarse en las cercanías de Carbis Bay, donde se alojan los líderes. EFE

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