El GNU admite que no colabora con Hafter y que el Ejército sigue dividido
Trípoli, 6 may (EFE).- El primer ministro de transición libio, Abdul Hamid Dbeibah, admitió que el Ejército y el resto de las instituciones militares permanecen divididas y enfrentadas en el país, pese a que se ha avanzado en la unificación política y económica.
En una entrevista concedida al canal de televisión por satélite catarí 'Al Yazira', el jefe del Gobierno Nacional de Unidad (GNU), que debe dirigir el país hasta las elecciones convocadas para el próximo 24 de diciembre, admitió, asimismo, que las relaciones con el mariscal Jalifa Hafter, líder militar y tutor del antiguo gobierno no reconocido en el este del país, son inexistentes.
'Mientras que el 80 por ciento de las instituciones ya se han unificado, la institución militar permanece dividida. Sin embargo, el comité militar 5+5 (único foro en el que negociaron los dos gobiernos enfrentados) sigue adelante con sus esfuerzos para la unificación militar' y el mantenimiento del frágil alto el fuego negociado el pasado verano por Turquía y Rusia, afirmó.
El GNU, elegido por el Foro de Diálogo Político Libio (FDPL), un organismo no electo designado por la ONU al margen de los gobiernos enfrentados, 'no se coordina con Hafter, si no que esta coordinación se lleva a cabo en Bengasi con la ayuda del alcalde y la Policía'.
En este contexto, Dbeibah insistió en que la reunión del gabinete que debería haberse celebrado la semana pasada en esta ciudad, capital del este del país, se canceló debido a 'cuestiones técnicas' sin aludir a las informaciones que aseguraron que la razón fue la intervención de una milicia afín al mariscal, que impidió la llegada de los ministros al aeropuerto.
SALIDA DE LOS MERCENARIOS EXTRANJEROS
Dbeibah volvió a pedir, asimismo, la salida inmediata de los miles de mercenarios extranjeros que aterrizaron para combatir en el país durante los dos últimos años de la guerra civil, y que coincidió con el cerco que Hafter levantó en torno a la capital para arrebatarle su control al Gobierno de Acuerdo Nacional (GNA) que se instaló en Trípoli en 2016 con apoyo de la ONU.
Hafter incorporó a sus filas miles de mercenarios rusos, sudaneses, chadianos y árabes mientras que el Ejecutivo en la capital recibió el apoyo militar del Ejército turco y de miles de soldados de fortuna sirios trasladados a Libia a través de Ankara.
Tanto los mercenarios rusos, chadianos y sudaneses como sus colegas sirios, además de oficiales del Ejército turco permanecen aún en el país.
'Existen señales esperanzadoras' que permiten confiar en una salida pronta de esos soldados de fortuna, señaló Dbeibah.
Esta semana, los ministros turcos de Asuntos Exteriores, Mevlut Cavusoglu, y de Defensa, Hulasi Akar, viajaron por sorpresa a Trípoli en compañía del jefe de los servicios secretos turcos, Hakan Fidan, y el jefe del Estado Mayor del Yasar Guler, para analizar con sus homólogos libios los retos de seguridad en el país y en la región como la unificación de las milicias en un nuevo cuerpo del futuro Ejército, el destino de los mercenarios y el controvertido acuerdo marítimo con Turquía.
A este último respecto, el jefe del gabinete transitorio aseguró estar en desacuerdo con Grecia, país al que recomendó que vuelva a evaluar el acuerdo ya que en su opinión 'sirve a los intereses del pueblo libio y no lo va a abandonar'. EFE
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