El terror yihadista refuerza la política de Putin contra el Estado Islámico

Putin, que forjó su popularidad con la mano dura empleada contra el terrorismo caucasiano, mantuvo siempre que el enemigo número uno eran los yihadistas y no Assad.

El presidente ruso, Vladímir Putin (c); con los jefes militares y funcionarios de su gobierno. (EFE/Alexey Nikolsky)

MOSCÚ. Los ataques terroristas perpetrados por el Estado Islámico (EI) en París y el siniestro del Airbus con turistas rusos le han dado la razón al presidente de Rusia, Vladímir Putin, que llevaba meses reclamando la necesidad de una coalición internacional contra el yihadismo.

“Lamentablemente, nadie está a salvo de atentados terroristas. Por ejemplo, Francia estaba entre los países que mantenían una postura muy firme contra el presidente sirio Bachar al Assad. ¿Qué, salvó esto a París de los ataques terroristas?. No”, afirmó el líder del Kremlin.

Como demostró la reciente cumbre del G20 en Turquía, Putin es el gran beneficiado políticamente de la reciente ola de atentados yihadistas, ya que aparece como el único líder mundial que se tomó muy en serio desde un principio la grave amenaza que representaba el Estado Islámico.

Putin, que forjó su popularidad con la mano dura empleada contra el terrorismo caucasiano, mantuvo siempre que el enemigo número uno eran los yihadistas y no Assad, cuyo régimen sería la última frontera entre el mundo civilizado y la barbarie del “califato” islamista.

Tras diez años de ausencia, el líder ruso regresó en septiembre a la tribuna de las Naciones Unidas para alertar al mundo sobre la necesidad de dejar de jugar al gato y al ratón con los yihadistas y de utilizarlos como ariete contra los regímenes denostados por Occidente en Oriente Medio.

Entonces propuso una “amplia coalición internacional” y recibió un “no” como respuesta, ya que tanto el presidente de EE.UU., Barack Obama, como otros líderes occidentales le acusaron de proteger a toda costa al dictador sirio.