Fundéu: “boicot” y “boicoteo”, adaptaciones al español de “boycott”
Madrid, 11 sep (EFE).- El término “boicot” —mejor que “boycott” o “boicó”— y su sinónimo “boicoteo” son las formas adecuadas en español para referirse a la ‘acción que intenta obstaculizar el desarrollo de una determinada actividad’, señala la Fundación del Español Urgente, promovida por la Agencia EFE.
En la prensa, es frecuente encontrarlas en oraciones como “China, el boicot a Mulán y la autocensura de Hollywood”, “Mulan: Hong Kong, Taiwán y Tailandia llaman al boicot contra la película” o “Trump, el empresario hispano y el boicoteo de las latas de frijoles”.
El “Diccionario de la lengua española” recoge “boicot” y “boicoteo”, ambas en letra redonda, y las define, respectivamente, como la ‘acción que se dirige contra una persona o entidad para obstaculizar el desarrollo o funcionamiento de una determinada actividad social o comercial’ y como la ‘acción y efecto de boicotear’.
De este modo, el diccionario académico incluye la propuesta de adaptación gráfica que ya figuraba en el “Diccionario panhispánico de dudas” (2005), que proponía “boicot”, mejor que “boicó”, como castellanización de la voz inglesa “boycott”, y que también validaba “boicoteo”, derivado de “boicotear”.
Por tanto, el empleo de estas palabras en los ejemplos anteriores se considera completamente válido. Además, cabe recordar que los plurales de estas voces son “boicots” y “boicoteos”.
La voz inglesa “boycott” procede, a su vez, de Boycott, el segundo apellido de Charles Cunningham Boycott, un administrador de fincas irlandés que impuso unas condiciones de trabajo tan malas que los arrendatarios y trabajadores rurales se negaron en bloque a trabajar con él. En 1880, se empezó a utilizar el verbo “boycotting” (cuyo equivalente es “boicotear”) para aludir a este tipo de resistencia.
La Fundéu (www.fundeu.es), que trabaja asesorada por la Real Academia Española y cuyo principal objetivo es el buen uso del español en los medios de comunicación, cuenta con la colaboración, además, del Instituto Cervantes, la Fundación San Millán, Accenture y Prodigioso Volcán. EFE