Héroes con acento latino

Alida Juliani

Madrid, 30 jun (EFE).- 'Ha sido tan complejo que no podría describirlo en pocas palabras, la verdad'. A Valentina, una joven enfermera colombiana, le cuesta definir lo que ha sido su trabajo en los últimos meses en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital del Mar de Barcelona (este de España), batallando contra un virus desconocido: 'Nos puso a prueba totalmente'.

'Si me preguntaran dentro de unos años no sabría qué decir, son muchas cosas. No sé. Había días que llegabas a casa llorando. A veces la situación sobrepasaba', reflexiona Valentina en conversación con Efe aprovechando un día de descanso tras unas semanas 'muy duras'.

Como ella, muchos profesionales sanitarios procedentes de América Latina han dado lo mejor de sí mismos, algunos incluso la vida, en los momentos más duros de la pandemia en España, cuando los hospitales colapsaron incapaces de asumir a un enfermo de COVID-19 más, mientras el número de contagiados y fallecidos no dejaba de crecer.

'Al principio lo veíamos como muy de lejos. Nadie se esperaba lo que pasó. Cuando vimos nuestro primer caso en la unidad dijimos: 'esto es serio', recuerda Valentina, que abandonó su Colombia natal a los 13 años para viajar a España, adonde su madre, también enfermera, había llegado unos años antes.

UN MÁSTER ACELERADO EN PACIENTES CRÍTICOS

En Barcelona fue a la universidad y comenzó a ejercer su profesión en la unidad de Cardiología y Neumología hasta noviembre pasado. 'Pedí el traslado. Había hecho un máster en Cuidados Intensivos y me gustó mucho el trabajo con pacientes críticos. La pandemia me pilló por medio'.

'Hemos llegado a tener 22 pacientes en UCI -las plazas habituales, más las acondicionadas por la situación-, un número que no habíamos tenido nunca', señala Valentina, para quien, gracias al máster, fue más sencillo trabajar con ese perfil de enfermo, pero destaca el esfuerzo de las compañeras que se tuvieron que adecuar a las nuevas condiciones: 'Para ellas fue un cambio bastante importante'.

También los pacientes lo vivieron 'de una manera muy dura', destaca Valentina. 'La mayoría estaban sedados, pero en los que no he podido ver mucha ansiedad, impotencia y la incertidumbre de saber qué está pasando y qué va a pasar. Es un proceso largo'.

'Yo me pongo en su lugar y digo, estoy solo, conectado a una máquina. Nosotras estábamos con ellos todo el tiempo, pero imagino que es muy duro. Igual para las familias. Ya de por sí es difícil tener a un familiar en el hospital, pero además no poder ir a visitarlo y estar pendiente de una llamada ...es muy duro', señala.

MÉDICOS POLIVALENTES

Si el doctor Leonardo Castillo tuviera que elegir también un momento que le haya marcado de lo vivido durante la fase crítica de la pandemia en España, estaría relacionado con la soledad en la que el coronavirus envuelve a la persona que lo padece.

'Muchos cargaban los móviles en sus manos para comunicarse con sus familiares. Cuando les hacíamos una analítica en la que determinábamos que sus niveles de oxigenación eran bajos y ameritaban un soporte ventilatorio (respirador), se despedían de ellos diciéndoles que lo iban a entubar y que ya quedábamos nosotros como interlocutores', explica a Efe este anestesista venezolano del Hospital Quirón de Barcelona.

Los anestesistas 'nos convertimos en médicos polivalentes. Era muy importante el apoyo que podíamos dar al servicio de terapia intensiva. Tuvimos que improvisar en lo quirófanos porque eran los lugares donde mejor se podía atender a los pacientes críticos. Muchos pacientes tuvieron que ingresar allí porque eran los únicos sitios donde quedaban respiradores', recuerda.

'Nadie sabía de este virus y tuvimos que aprender sobre la marcha', añade el doctor Castillo, que se muestra preocupado por el impacto de la pandemia en América Latina y en especial en Venezuela, con sistemas sanitarios 'muy debilitados' desde hace muchos años.

El acceso a la medicación es uno de los problemas que enfrenta esa región, porque 'es múltiple y costosa y se utilizan hasta cinco tipos de medicaciones distintas'. 'Yo creo que la única forma de que puedan responder, en el caso de Venezuela, es con un apoyo internacional, de la OMS o de algún país vecino que pueda ayudar'.

'Y luego, por supuesto, hay que trabajar en una misma dirección para obtener una vacuna que sea universal, que sea factible para todo el mundo, porque si esto es la primera pandemia del siglo XXI no sabemos a qué otras cosas nos vamos a tener que enfrentar. Si hay egoísmos o queremos comercializar con la vacuna tendremos muchísimos problemas en los países que son pobres', remarca.

VENEZUELA, EN TERAPIA INTENSIVA

Giovanni Provenza conoce también de primera mano las carencias del sistema de salud de Venezuela, país que dejó en 2015 una vez realizada la especialidad en Traumatología para asentarse en España, donde ejerce su profesión en la Fundación Jiménez Díaz de Madrid.

'En Venezuela creé una red de médicos que denunciaban la crisis sanitaria que había y producto de la persecución y las amenazas salí del país', explica a Efe Provenza, ahora al frente de la Asociación de Médicos Venezolanos en España, que ayuda a gestionar, entre otras cosas, las homologaciones de los títulos de los profesionales del país caribeño.

Unos 130 médicos venezolanos han trabajado codo con codo con los españoles durante la pandemia, 65 resultaron contagiados y tres fallecieron por coronavirus, según contabiliza esta asociación.

'A ningún profesional de la salud le preparan para afrontar una pandemia de tal magnitud. El impacto no ha sido solo por cansancio físico, también psicológico', asegura Provenza, que sigue con preocupación la evolución del virus en su país.

'El sistema de salud de Venezuela se encuentra en terapia intensiva desde hace más de 18 años ya. Lo que pasa es que el país vive una situación particular en la región, porque está aislado desde hace tiempo', señala.

El hecho de que la cantidad de vuelos que tiene como destino el país 'sea cada vez más limitada', ha incidido, según el traumatólogo, en que no haya existido 'un flujo importante de personas contagiadas para poder generar una curva de contagios tan importante como la que se vivió en España.

Eso, 'sumado a una cuarentena lo bastante dura para evitar que la gente saliera a la calle, ha evitado una curva de contagios tan importante', añade Provenza, aunque duda de que la cifra oficial de contagios, más de 4.000 hasta ahora, sea verdad. 'Probablemente sea mayor'.

UNA AYUDA DE IDA Y VUELTA

'Devolver algo a la sociedad que nos ha acogido'. Bajo esa premisa han trabajado los miembros de la Asociación de Profesionales de la Salud Argentinos en España (APSAE) durante los meses más duros de la pandemia. Y siguen haciéndolo.

Cuando comenzó la crisis sanitaria, la asociación, que comenzó a funcionar en octubre de 2019, elaboró una lista de casi 200 personas entre médicos, enfermeros, psicólogos y trabajadores de laboratorio, entre otros profesionales, para ponerlos a disposición de las autoridades españolas. Ya está dando sus frutos con las primeras homologaciones.

'Son médicos fundamentalmente. Gente joven el 95%, pero con mucha experiencia', explica a Efe Gonzalo Szybut Galarza, director ejecutivo de la APSAE, quien destaca que más allá de las homologaciones el objetivo era ayudar a salir de la crisis que se estaba viviendo.

'Como institución, nuestra tarea ha sido con la embajada y los consulados argentinos en España, mediante la atención a los compatriotas que se quedaron varados con el cierre de fronteras, unos 4.400', indica.

Los profesionales de la APSAE han ofrecido tratamiento psicológico a las personas que sufrían ansiedad y ayudado a conseguir la medicación de los enfermos crónicos, incluidos aquellos que necesitaban tratamientos oncológicos o de VIH.

También están siendo parte fundamental en la elaboración de los certificados de salud para poder volar de regreso a Argentina. EFE

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