Limitaciones físicas no impidieron que el dominicano Erick Torres sea un autor

Ha publicado un libro en el que cuenta su historia

El dominicano Erick Torres. (Foto: fuente exterba )

El dominicano Erick Torres, a quien le faltan los dos brazos, tiene menos de media mano y los oídos virtualmente tapiados y debe usar una prótesis metálica para poder agarrar la cuchara, se ha convertido en un ejemplo de una vida sin obstáculos, título que le puso a su primer libro de motivación publicado recientemente.

Torres se crió en el barrio dominicano Washington Heights (Los Altos de Washington), conocido en español como Alto Manhattan, y actualmente reside en la ciudad de Elizabeth en Nueva Jersey con su familia.

Entre los obstáculos que Torres logró superar y que expone en el libro, están el bullying (burlas) que sus compañeros le hacían en la escuela. Muchos de ellos le decían que era un inútil y que a falta de las manos, no iba poder hacer nada en la vida, cuenta.

Ese, dice Erick, fue uno de los factores principales que lo llevó a no dejarse amedrentar por las burlas y los vaticinios negativos de quienes le aseguraban que nunca llegaría a nada.

Luego de mudarse de Nueva York a Nueva Jersey, el joven entró a la escuela secundaria en Elizabeth, donde se graduó de bachiller y aprendió a escribir con los pies, a conducir automóviles, teniendo el suyo propio, y a motivar en audioconferencias a docenas de otros, que creen que su esperanza está perdida.

Torres, además, tiene que usar un aparato auditivo para poder escuchar, pero puede desempeñarse en cualquier destreza de una persona normal.

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Sus limitaciones motoras y auditivas son el resultado de una extraña combinación congénita, por lo que Erick llegó al mundo con las deformaciones parciales que tiene.

En las redes sociales, especialmente Facebook, promueve su libro “Una Vida Sin Obstáculos” que va ganando cientos de seguidores que buscan también vencer las limitantes que Erick logró superar.

“Le doy gracias a Dios porque en este camino, he podido hacer muchas cosas”, dijo Erick, agradecido.

Añadió que él no quería aceptar como era y quería tener sus dos manos y los brazos. “Me sentía muy mal y quería parecerme a las otras personas”, explicó.

Dijo que con los años se fue dando cuenta de que hay personas que están peores que él, como aquellas que tienen todas sus partes en el cuerpo, pero no han podido lograr nada en la vida.

“Gracias a Dios puedo lograr todo lo que quiero. En la escuela me decían que como no tenía mis brazos completos, no iba a poder hacer nada”, añadió.

“Veo a gente hoy en día que tiene todo completo, pero no quieren trabajar ni hacer nada y viven frustrados y deprimidos”, señaló.

Relató que en una de las cirugías a que fue sometido estuvo a punto de morir.

“Me quedé en coma por un día, veía como una luz blanca y me dije, wao, y me di cuenta que Dios me dio otra oportunidad de venir para atrás y demostrarme a mí mismo que no hay nada imposible”, agregó.